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6 consejos para escribir la oda moderna

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¿Buscas una forma que te ayude a expresar algunas emociones intensas? ¡Considera desempolvar la oda clásica y darle un giro moderno! Imaginativa, emotiva y digna, la oda es una invitación abierta para mostrar gratitud, aflicción o incluso hacer un punto inteligente. El esquema de rima más común para las odas inglesas era ABABCDECDE, pero hoy en día, las odas vienen en muchos esquemas y tamaños. Así que si estás probando una oda por primera vez, o quieres llevar la forma clásica en una nueva dirección, echa un vistazo a estos seis consejos para escribir la oda moderna.

Primero, deja que tus emociones entren. Permítete reaccionar a las cosas que flotan en tu mente, ya sean objetos en la habitación, recuerdos o ideas. Recuerda que una oda moderna no tiene que ser sobre algo o alguien a quien amas. También puedes utilizar una oda para desgranar una idea o un tema que no te guste, siempre que medites sobre los matices de esa cosa y los utilices para escribir tu poema. La «Oda a la Melancolía» de John Keats es un buen ejemplo de ello.

A continuación, acota tus pensamientos. Escoge unas cuantas ideas que te toquen la fibra sensible, y luego empieza a imaginar sus múltiples facetas. ¿Qué ideas parecen abrir más vías? ¿De cuáles puedes sacar más material? Puede tratarse de una emoción tan amplia como la melancolía, o de un objeto tan simple como un cordón de zapato. La «Oda a un saltamontes» de Pedro Pietri es un gran ejemplo de cómo los poetas pueden tomar algo pequeño y discreto y convertirlo en una meditación sobre algo mucho más grande.

Una vez que te hayas decidido por un tema, elige tu ángulo. Tanto si tienes sentimientos positivos, negativos o mixtos hacia el tema elegido, es importante que tengas un ángel fuerte con el que trabajar. Independientemente del tema que elijas, asegúrate de que significa algo personal para ti. En «Home Movies: A Sort of Ode», la poeta Mary Jo Salter escribe sobre el uso que su padre hacía de la cámara de vídeo. Las imágenes de velas de cumpleaños, puestas de sol y películas envejecidas dan a esta oda un filtro nostálgico que se siente profundamente personal y a la vez familiar.

Luego, pon la pluma en el papel. Una vez que fluya tu creatividad, déjate llevar. No te preocupes todavía por la forma, la métrica, las estrofas o la rima. Permítete escribir todo lo que puedas sobre el tema que has elegido. Puede que tus palabras fluyan en una estructura similar a la de un poema, pero no te preocupes si no es así. Una vez que hayas agotado tu flujo creativo (y quizás te hayas acalambrado la mano), puedes empezar a ordenar lo que has escrito. Mira lo que puedes reformular, reorganizar y repensar para darle al poema un poco más de estructura, tanto narrativa como rítmica. Compara la «Oda a la belleza» de Ralph Waldo Emerson con la «Oda a la navegación por la red» de Marcus Wicker. Mientras que el poema de Emerson sigue una estructura de rima tradicional, tiene versos cortos y es más largo en general, el poema de Wicker está construido con versos de dos, no rima y ofrece un ritmo más rápido y frenético. Ninguno de los dos estilos es más correcto que el otro, pero ambos aportan un tono que apoya la narración.

Por último, puedes elaborar los detalles. Una vez que tengas una estructura con la que trabajar, puedes centrarte en las cosas más pequeñas, como la elección de palabras. Estos ajustes finales te ayudarán a concretar lo que quieres decir y el sentimiento que quieres transmitir, pero asegúrate de tener en mente la idea de la oda.

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