Acólito, (del griego akolouthos, «servidor», «compañero» o «seguidor»), en la iglesia católica romana, persona instalada en un ministerio para asistir al diácono y al sacerdote en las celebraciones litúrgicas, especialmente en la liturgia eucarística. La primera referencia probable al oficio data de la época del papa Víctor I (189-199), y se menciona con frecuencia en los documentos romanos posteriores al siglo IV. Los acólitos también existían en el norte de África, pero fueron desconocidos fuera de Roma y del norte de África hasta el siglo X, cuando se introdujeron en toda la Iglesia occidental. El Concilio de Trento (1545-63) definió la orden y pretendió reactivarla a nivel pastoral, pero se convirtió sólo en un rito preparatorio, u orden menor, que conducía al sacerdocio. Una directiva del Papa Pablo VI (que entró en vigor el 1 de enero de 1973) decretó que el oficio de acólito dejara de llamarse orden menor y se convirtiera en un ministerio y que estuviera abierto a los laicos.
En la Iglesia oriental, la orden de acólitos no fue aceptada. En las iglesias protestantes, principalmente anglicanas y luteranas, los acólitos son generalmente laicos que encienden las velas en los servicios religiosos.