La Máquina Analítica teje patrones algebraicos igual que el telar de Jacquard teje flores y hojas. 1843
Ada Lovelace (1815-1852) nació como Augusta Ada Byron, única hija legítima de Annabella Milbanke y el poeta Lord Byron. Su madre, Lady Byron, tenía formación matemática (Byron la llamaba su «Princesa de los Paralelogramos») e insistió en que Ada, que recibía clases particulares, estudiara también matemáticas, una educación inusual para una mujer.
Ada conoció a Babbage en una fiesta en 1833, cuando tenía diecisiete años, y quedó fascinada cuando Babbage le mostró la pequeña sección de funcionamiento de la Máquina. Interrumpió sus estudios matemáticos para casarse y ser madre, pero los retomó cuando las obligaciones domésticas se lo permitieron. En 1843 publicó una traducción del francés de un artículo sobre la máquina analítica de un ingeniero italiano, Luigi Menabrea, al que Ada añadió extensas notas propias. Las notas incluían la primera descripción publicada de una secuencia escalonada de operaciones para resolver ciertos problemas matemáticos y a menudo se hace referencia a Ada como «la primera programadora». La colaboración con Babbage fue estrecha y los biógrafos debaten el alcance y la originalidad de la contribución de Ada.
Quizás lo más importante es que el artículo contenía declaraciones de Ada que, desde una perspectiva moderna, son visionarias. Especuló que la Máquina «podría actuar sobre otras cosas además de los números… la Máquina podría componer piezas musicales elaboradas y científicas de cualquier grado de complejidad o extensión». La idea de una máquina que pudiera manipular símbolos de acuerdo con reglas y que el número pudiera representar entidades distintas de la cantidad marca la transición fundamental del cálculo a la computación. Ada fue la primera en articular explícitamente esta noción y en esto parece haber visto más allá que Babbage. Se la ha calificado de «profeta de la era de la informática». Ciertamente, fue la primera en expresar el potencial de los ordenadores fuera de las matemáticas. En este sentido, el homenaje está bien fundado.