La acidez se relaciona con el desarrollo de cáncer y con un incremento del cortisol, la hormona del estrés, que resulta nociva para nuestra salud al propiciar el sobrepeso, la enfermedad cardiovascular y también el desarrollo de tumores malignos.
Ante este ácido escenario, múltiples investigaciones buscan demostrar los beneficios de propiciar la alcalinidad en el cuerpo. Está claro que una dieta rica en frutas, verduras y granos enteros contribuye a mantener la salud por múltiples motivos, entre ellos por la cantidad de minerales que, además de otros factores, regulan el pH.
La mayoría de los beneficios del agua alcalina se atribuyen a su supuesto efecto reductor del estrés oxidativo. Un exceso de iones hidrógeno deja menos oxígeno disponible para las células y genera una mayor acidez. En tanto que un estado alcalino implica que hay menos iones hidrógeno y por lo tanto más disponibilidad de oxígeno.
Hay varios tipos de agua alcalina disponibles comercialmente, desde aquellas que pasan por un proceso de ionización, para lo cual hay múltiples marcas de filtros, hasta las que son naturalmente más alcalinas al provenir de las montañas y pasar por las rocas que las van nutriendo con minerales. Algunas marcas ostentan tener un pH de 9. Pero la pregunta es, ¿realmente la receta de una larga y saludable vida radica en consumir agua alcalina todos los días?
Si bien en Japón hay publicaciones que corroboran los beneficios del agua alcalina, en Occidente no hay estudio científico que compruebe al 100% de sus virtudes en la prevención y lucha contra las enfermedades crónico-degenerativas. El único padecimiento con el que se ha logrado relacionar el beneficio del agua alcalina es la enfermedad por reflujo gastroesofágico, donde el líquido permite contrarrestar la acidez al impedir la activación de la pepsina y ejercer un efecto antagonista del ácido, reduciendo las molestas agruras. Sin embargo, alcalinizar el estómago puede traer como consecuencia dificultad al digerir la comida y otras molestias.
Ahora bien, si eres un atleta de alto rendimiento, el consumo de agua alcalina podría ayudar a revertir la deshidratación y el cansancio producto del ejercicio extenuante, gracias a su mayor concentración de electrolitos. Sin embargo, se recomienda investigar más a fondo para determinar los beneficios reales para los deportistas en comparación con otras bebidas especialmente diseñadas para este grupo.
Mientras los científicos siguen trabajando en estudios concluyentes en relación con el agua alcalina, mi recomendación es no dejarnos llevar por la ola mercadotécnica y en la medida de nuestras posibilidades, beber agua pura que idealmente provenga de las montañas, además de consumir una dieta rica en verduras y frutas. El consumo de estos productos de la naturaleza mejora la relación entre el sodio y el potasio, dando como resultado una mayor salud de los huesos, reducción de la pérdida muscular que se incrementa después de los 50 y ayuda a prevenir la hipertensión con sus fúnebres consecuencias.