Jack Whittaker, que ganó 315 millones de dólares en una lotería en Virginia Occidental en 2002, dice a Time: «Ojalá hubiéramos roto el boleto». Desde que ganó, la hija y la nieta de Whittaker murieron por sobredosis de drogas.
Sólo ocho meses después de ganar, le robaron 545.000 dólares. «Simplemente no me gusta Jack Whittaker. No me gusta el corazón duro que tengo», dijo. «No me gusta en lo que me he convertido».
«Es la última persona a la que habría prototipado para volverse completamente loco, pero lo hizo», dice a Time Don McNay, asesor financiero de ganadores de lotería y autor de «Lecciones de vida de la lotería», sobre Whittaker. «No hay duda de que fue porque ganó la lotería»
McNay dice que muchos ganadores luchan contra el suicidio, la depresión y el divorcio. «Es la maldición de la lotería, porque empeoró sus vidas en lugar de mejorarlas», dice.
Otra de las principales luchas a las que suelen enfrentarse los ganadores es decir «no» a los amigos y familiares que esperan unirse a la buena fortuna.
Charles Conrad, planificador financiero senior de Szarka Financial, dijo a Teresa Dixon Murray: «Una vez que la familia y los amigos se enteran de la ganancia inesperada, tienen expectativas de lo que deberían tener derecho.» Explicó que «puede ser muy difícil decir ‘no'».