Los atentados del 13 de noviembre
Los atentados del 13 de noviembre en París y sus alrededores comenzaron a las 21:20 horas, cuando un terrorista suicida vio frustrado su intento de entrar en el Stade de France, en el suburbio norteño de Saint-Denis. Dentro del estadio, Hollande se encontraba entre las 80.000 personas que veían un partido de fútbol entre las selecciones de Francia y Alemania. Cuando los agentes de seguridad de una de las entradas principales del estadio detectaron el cinturón bomba del atacante, éste lo detonó, matando a un transeúnte. El cinturón era un artefacto improvisado compuesto por triperóxido de triacetona, un compuesto explosivo muy inestable, y metralla, como clavos y rodamientos; otros atacantes emplearían dispositivos idénticos a lo largo de la noche. Aunque la explosión fue audible para los que estaban dentro del estadio, el juego en el campo continuó.
A las 21:25 horas, un equipo de pistoleros lanzó una serie de ataques en populares locales nocturnos de los distritos municipales de París, el 10 y el 11. El primer lugar atacado fue Le Carillon, un popular bar de la calle Alibert que había sido un elemento del barrio durante unos 40 años. Tras disparar a los clientes de Le Carillon con fusiles de asalto AK-47, los pistoleros se dirigieron a Le Petit Cambodge, un restaurante camboyano, al otro lado de la calle Bichat. Aunque este ataque duró sólo unos minutos, dejó 15 muertos y más de una docena de heridos. A continuación, se observó a los pistoleros abandonando el lugar de los hechos en un utilitario SEAT Leon negro.
Minutos más tarde, a las 21:30 horas, un segundo terrorista suicida atacó el Stade de France, detonando su cinturón en otra entrada pero sin causar víctimas. En el interior el partido continuó, pero Hollande fue evacuado del estadio porque para entonces ya era evidente que se estaba produciendo un atentado terrorista. Los ocupantes del León negro cruzaron el distrito 11 y abrieron fuego contra los comercios de la calle Fontaine au Roi a las 21:32 horas. Cinco personas murieron y ocho resultaron heridas en el restaurante italiano La Casa Nostra, el Café Bonne Bière y una lavandería. A continuación, los pistoleros siguieron su curso mortal, apuntando a La Belle Équipe, un popular restaurante de la rue de Charonne, a las 21:36 horas. La terraza del restaurante estaba llena de comensales, y los pistoleros dispararon contra la multitud, matando a 19 personas e hiriendo gravemente a otras 9. En el extremo sureste del Boulevard Voltaire, a pocas manzanas al sureste de La Belle Équipe, un terrorista suicida detonó su cinturón en el exterior del café Comptoir Voltaire a las 21:40 horas, hiriendo a una persona.
A la misma hora y en el otro extremo del Boulevard Voltaire, se producía el atentado más mortífero de la noche en el Bataclan, un histórico teatro y sala de conciertos. El grupo de rock estadounidense Eagles of Death Metal tocaba ante un público que había agotado las entradas en el local, con capacidad para 1.500 personas, cuando tres atacantes irrumpieron y dispararon contra el público. Algunos de los asistentes al concierto pudieron escapar por una entrada lateral, y decenas se refugiaron en el tejado del edificio, mientras que otros se escondieron o fingieron su muerte para evitar la atención de los pistoleros. Los testigos dijeron que los atacantes gritaron «Allāhu akbar» («Dios es el más grande») y acusaciones a Hollande por la intervención militar de Francia en Siria mientras continuaba la masacre. Los pistoleros ocuparon el Bataclan durante más de dos horas, reteniendo rehenes y matando indiscriminadamente, antes de que las fuerzas de seguridad francesas irrumpieran en el edificio a las 12:20 horas. Dos de los atacantes detonaron sus cinturones suicidas, y el cinturón del tercer atacante explotó espontáneamente al ser alcanzado por las balas de la policía. Decenas de personas resultaron gravemente heridas en el atentado y al menos 89 murieron.
Mientras se desarrollaba el asedio al Bataclan, los 80.000 aficionados presentes en el Stade de France eran cada vez más conscientes de los horrores que se desarrollaban fuera del estadio. Las sirenas y los helicópteros de la policía se oían en la distancia, y a las 21:53 un tercer terrorista suicida detonó su cinturón cerca de un restaurante McDonald’s a poca distancia del estadio. Los organizadores del partido y los responsables de la seguridad del estadio decidieron permitir que el partido continuara para evitar el pánico masivo, y se impidió que los aficionados salieran hasta que estuviera claro que era seguro hacerlo. El partido terminó con una victoria de Francia por 2-0 poco antes de las 11:00 pm, y muchos aficionados, sin ningún otro lugar a donde ir, entraron en el campo. El ambiente era sombrío, y la multitud se mantuvo en orden mientras los funcionarios del estadio evaluaban la situación en el exterior. Eran más de las 23:30 horas cuando los aficionados empezaron a dirigirse a las salidas. En los pasillos del estadio, los asistentes cantaron desafiantemente «La Marsellesa», el himno nacional francés. En los días posteriores a los atentados, el ministro de deportes francés alabaría la actuación del personal del Stade de France por haber evitado lo que podría haber sido una tragedia mucho mayor.