En este informe, revisamos la evolución de la inmunoterapia con el bacilo de Calmette-Guérin (BCG) como una forma legítima de tratamiento en el cáncer de vejiga superficial, no invasivo para el músculo. Se calcula que en EE.UU. se diagnostican cada año 45.000 nuevos casos de cáncer de vejiga y la tasa de mortalidad anual se acerca a los 11.000. Aproximadamente el 70% de estos cánceres son superficiales en el momento de la presentación inicial. El tratamiento del cáncer de vejiga superficial tiene tres objetivos (1) la erradicación de la enfermedad existente, (2) la profilaxis de la recidiva tumoral y (3) la prevención de la progresión tumoral (invasión muscular, diseminación metastásica o ambas). La cistectomía suele reservarse para la enfermedad con invasión muscular. La resección transuretral del tumor vesical es el tratamiento inicial preferido. Se han investigado ampliamente las instilaciones intravesicales de diversos agentes quimioterapéuticos tras la resección transuretral. Algunos de los agentes más utilizados son la tiotepa, la mitomicina y la doxorrubicina. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos de tratamiento, más del 40% de los pacientes con cáncer de vejiga superficial experimentan una recidiva de su tumor en un plazo de tres años. Aproximadamente la mitad de estas recidivas se presentan como tumores menos diferenciados o ya han penetrado en la musculatura de la vejiga, han hecho metástasis o ambas cosas. Desde que Morales et al. introdujeron por primera vez la vacuna BCG intravesical para la profilaxis y el tratamiento de los tumores vesicales superficiales en 1976, ha aumentado rápidamente el apoyo a su uso como alternativa a la quimioterapia. Cuando se utiliza con intención profiláctica tras la resección transuretral, las tasas de recidiva son inferiores a las conseguidas con otros agentes. Además, el BCG se está convirtiendo en el fármaco de elección de consenso para el tratamiento del carcinoma in situ de la vejiga. Los mecanismos por los que el BCG ejerce su actividad antitumoral siguen siendo en gran medida desconocidos. Se cree que el BCG estimula una respuesta inflamatoria localizada e inespecífica que conduce al posterior desprendimiento de células tumorales. Un gran número de datos clínicos y experimentales sugieren una asociación entre el desarrollo de una respuesta inmunológica al BCG y el éxito de la actividad antitumoral. No se ha acordado ningún régimen terapéutico universalmente aceptado. Un régimen comúnmente utilizado consiste en una ampolla de BCG mezclada con 50 mL de NaCl al 0,9%, instilada una vez a la semana durante seis semanas y retenida durante dos horas antes de la micción. El tratamiento de mantenimiento suele consistir en dosis intravesicales administradas en ciclos de tres meses durante al menos dos años de seguimiento sin recidivas. Dado que el BCG es un agente biológico, los productos disponibles en el mercado pueden diferir en cuanto a peso, unidades formadoras de colonias por vial y antigenicidad. La forma en que estas características del producto afectan a la capacidad de respuesta clínica a las diferentes cepas de BCG sigue sin respuesta.