Ruth Elizabeth «Bette» Davis fue tan legendaria que Kim Carnes tuvo un éxito número 1 sobre sus malditos globos oculares en 1981.
Davis trabajó durante seis décadas en Hollywood, acumulando 100 créditos como actriz, diez nominaciones a los Oscar® y dos estatuillas (afirmó que nombró el trofeo ‘Oscar’ en honor a la parte posterior de su marido. La Academia no está de acuerdo). En la pantalla, Davis era imponente, hipnotizante, un talento ardiente, una antigua ingenua que estaba más que dispuesta a asumir personajes antipáticos, mundanos, dañados o directamente villanos, y no sólo los hacía totalmente suyos, sino que los hacía inolvidables.
Fuera de la pantalla, Davis era igualmente directa, idiosincrática y de fuerte carácter, y libraba batallas en el plató y en los tribunales, forjando su carrera en sus propios términos. «Hasta que no se te conoce en mi profesión como un monstruo, no eres una estrella», dijo, «nunca he luchado por nada de forma traicionera. Nunca he luchado por nada que no sea el bien de la película». En 1977, fue la primera mujer galardonada con el premio Lifetime Achievement Award del American Film Institute.
En su tiempo libre, incorporó con éxito la remolacha al corned beef hash.