Antón Chéjov fue un dramaturgo ruso, escritor de cuentos, y uno de los dramaturgos más destacados de la historia del teatro. Nació en Taganrog, un bullicioso puerto del sur de Rusia. El tercero de seis hijos, su familia fue en su día siervos, pero su abuelo consiguió comprar su libertad. Sólo un año después del nacimiento de Chéjov, los campesinos rusos se emanciparon y se abolió el sistema feudal. Aun así, a Chéjov le pesaba la condición de clase de su familia. Su padre era comerciante y a menudo abusaba físicamente de su familia. Con el tiempo, su padre quebró y Anton se convirtió en el responsable económico de su familia. Escribió viñetas sobre la vida en las calles rusas para mantenerse mientras estudiaba medicina. En aquella época, Rusia estaba tan estratificada socialmente que no había escritores de éxito de su clase; Chéjov se convirtió en el único gran escritor ruso del siglo XIX procedente de la clase campesina.
En 1887, Chéjov recibió el encargo de escribir una obra de teatro, Ivanov. En 1895, escribió La gaviota, que fue un fracaso: al terminar, el público abucheó y Chéjov renunció al teatro. En 1898, sin embargo, la obra fue reestrenada por el Teatro de Arte de Moscú de Stanislavski, con gran éxito de crítica. Esto lanzó la carrera de Chéjov como dramaturgo, y Stanislavski seguiría produciendo Tío Vania, Tres hermanas y El jardín de los cerezos de Chéjov.
En 1901, Chéjov se casó con la actriz rusa Olga Knipper, que había actuado en muchas de sus obras en Moscú. Su matrimonio duró sólo tres años: Chéjov murió de tuberculosis en 1904. Ese mismo año se estrenó su última obra, El jardín de los cerezos, con gran éxito. Póstumamente, Chéjov se convirtió en una celebridad literaria rusa a la altura de Tolstoi, de quien era amigo y admirador. Poco a poco, Chéjov se hizo popular en otros países. En Estados Unidos, su popularidad está ligada a la tendencia de la escuela de interpretación del método de Stanislavski que se hizo más popular en el siglo XX. Allí, el enfoque de Chéjov sobre la psicología y el drama influyó enormemente en el trabajo de muchos profesionales del teatro, como Clifford Odets, Lee Strasberg y actores como Marlon Brando. También influyó en escritores no dramáticos, como Raymond Carver y William Boyd.