Bethany nació el 8 de febrero de 1990 en Kauai, Hawai. Sus padres compartían el amor por el surf y se lo transmitieron a Bethany. Le enseñaron a Bethany a empezar a surfear cuando sólo tenía 5 años. En 1998, cuando Bethany tenía 8 años, se presentó a su primera competición de surf, el evento Rell Sun Menehue en Oahu, donde ganó las decisiones de tabla larga y corta. Esta competición desencadenó su amor por el surf y le hizo darse cuenta de lo lejos que quería llegar con él. A partir de entonces, el surf se convertiría en un estilo de vida para ella, y cambiaría para siempre su vida para mejor.
Ser atacado por un tiburón no es muy común. Pero ser atacado por un tiburón y luego seguir surfeando después de la recuperación es aún menos común. Pero eso es lo que hace Bethany Hamilton, desafiar las probabilidades. El 31 de octubre de 2003, un tiburón tigre de 4 metros atacó a Bethany cuando sólo tenía 13 años. Estaba surfeando en Tunnels Beach con sus amigos cuando ocurrió. Todo ocurrió en pocos segundos, Bethany sintió presión y luego unos rápidos tirones de un tiburón gris. Explica que todo sucedió muy rápido y que, antes de saber lo que estaba pasando, el agua que la rodeaba se volvió roja. Bethany declaró: «Es curioso, uno pensaría que si te mordieran el brazo te dolería mucho. Pero en ese momento no había dolor». Bethany se adentró tanto en el agua con sus amigos que tardaron 15 minutos en volver a la orilla. Fue entonces cuando se preocupó de si sobreviviría o no, pero sintió que estaba en manos de Dios y que él decidiría su destino. Su carrera como surfista acababa de empezar en ese momento. Bethany perdió más del 60% de su sangre durante el ataque. Tuvo la suerte de no contraer una infección mientras pasaba por varias cirugías. A causa del ataque, a Bethany le amputaron el brazo izquierdo. Los médicos y los socorristas creyeron que su gran conocimiento del agua la ayudó durante toda la experiencia. Bethany sabía que su éxito durante las cirugías era especial, y sabía que tenía que aprovechar cómo había salido todo, y seguir compartiendo su amor por el deporte. Siguió compartiendo su fe. La actitud de Bethany durante su recuperación es una inspiración, y demuestra que es una influencia positiva para todos.