Lo glorioso de las recetas para hacer antes es esto: Puedes hacer la comida cuando te apetezca Y puedes recalentarla y comerla cuando te apetezca.
Por ejemplo, las tortitas. A veces me apetecen tortitas para desayunar, pero no me apetece mezclar una masa, bajar la plancha del almacén que hay encima de la nevera y hacerlas. O a veces, me apetece hacer tortitas, pero no tengo necesariamente hambre o ganas de comerlas. (A menudo me siento así los domingos, cuando intento planificar la semana que viene.)
Por suerte, las tortitas son una comida estupenda para hacer con antelación, y sí, para tenerlas todas. La próxima vez que tengas ganas, haz cantidades gigantescas de tortitas y luego congélalas para poder recalentarlas cuando quieras. O, si acabas haciendo demasiadas tortitas en una sola tanda, mete las que te sobren en el congelador para otro día. Las tortitas saben muy bien recalentadas. Eso es lo que pasa con los alimentos carbolizados: normalmente se congelan y recalientan estupendamente, y las tortitas no son una excepción.
He congelado todo tipo de tortitas -las de suero de leche, las integrales, las de harina de maíz, las de trigo sarraceno- y no he tenido ningún problema con ningún tipo de tortita que haya congelado y recalentado.
Para empezar, haz la cantidad de tortitas que quieras, y no dudes en utilizar tu receta favorita. ¡Las dos que yo hago más a menudo son estas tortitas 100% integrales y estas Buttermilk Ones!
Quieres que las tortitas estén completamente cocidas por ambos lados antes de congelarlas.
Etiqueta una bolsa resellable con el tipo de tortitas que has hecho, y ponle también la fecha. Yo procuro no guardar las tortitas en el congelador más de un mes o dos.
Coloca todas tus tortitas en una bandeja, de forma que estén juntas pero sin tocarse, y luego mételas en el congelador durante 30 minutos, hasta que se congelen. Luego puedes colocarlas en la bolsa resellable, todas las que quepan.
O, si no crees que puedas meter una sartén entera en tu congelador, puedes apilar las tortitas entre papel encerado o papel pergamino, y colocar esas pilas en la bolsa resellable para congelarlas.
Aquí tienes 3 métodos para recalentar las tortitas:
1 – En el microondas
Este es mi método preferido. Coloca de 1 a 5 tortitas congeladas en un plato apto para microondas, y calienta en el microondas unos 20 segundos para 1 tortita, y unos 60 segundos para 5 tortitas (el tiempo variará dependiendo de la potencia de tu microondas). He comprobado que no hay ninguna diferencia si se cubre el plato con un envoltorio de plástico, así que no hace falta molestarse en hacerlo. Este método da lugar a tortitas suaves y esponjosas.
2 – En el horno
Este es un gran método también, y puede ser más adecuado para un número mayor de tortitas. Precaliente el horno a 350ºF. Puede colocar el número deseado de tortitas congeladas en un paquete de papel de aluminio, o colocar las tortitas en una capa plana en una sartén y cubrir la sartén firmemente con papel de aluminio. De cualquier manera, las tortitas deben estar envueltas en papel de aluminio, de lo contrario se secarán. Hornear durante unos 10 minutos, hasta que las tortitas estén calientes y blandas. Nota: No encontré ninguna necesidad de pincelar previamente las tortitas con mantequilla en cuanto a la humedad.
3 – En la tostadora
He probado esto y he pensado en anotar mis conclusiones. Aunque no creo que sea un gran método de recalentamiento, sí que funciona. Realmente está limitado en número (una tortita por ranura de la tostadora), y hay que vigilar la tostadora para que las tortitas no queden crujientes.
Una nota sobre la descongelación: No he encontrado ninguna razón para descongelar las tortitas en la nevera la noche anterior, ya que sigue siendo necesario recalentar las tortitas en el microondas o en el horno, y las tortitas congeladas se recalientan muy bien ya. Las tortitas descongeladas no eran más esponjosas ni mejores que las congeladas.
Sea cual sea el método que elijas, espero que esto te ayude a preparar unos sabrosos desayunos con antelación. Disfruta de esas tortitas!