Las verrugas aparecen principalmente en el talón y en el pulpejo del pie o en la parte inferior del dedo gordo. Los callos suelen aparecer entre y en la parte superior de los dedos, pero ocasionalmente también pueden aparecer en la bola y el talón. La apariencia de una verruga tendrá una superficie seca y costrosa con pequeños puntos negros en su interior, mientras que el callo tendrá una superficie gruesa y callosa y no habrá puntos negros. Las verrugas suelen desarrollarse en racimos, mientras que los callos son siempre únicos y pueden encontrarse en varias zonas diferentes del mismo pie. Las verrugas plantares se transmiten a menudo cuando se camina descalzo por superficies comunes como piscinas y duchas públicas. Están causadas por el virus del papiloma humano (VPH) y son contagiosas. El contacto directo con el virus puede infectar la piel a través de un rasguño. A continuación, el virus crece hacia el interior, provocando el engrosamiento y el daño de la piel y la aparición de verrugas.
Las verrugas suelen aparecer cuando un hueso prominente del pie presiona contra el interior de su zapato. La presión hace que la piel se engrose justo en ese punto haciendo una superficie dura. Esta superficie dura se convierte entonces en el núcleo del callo que penetra profundamente en el pie. El callo adquiere una forma cónica con la punta hacia dentro que, a su vez, presiona el pie causando dolor. Esto puede llegar a ser muy incómodo y se siente como si estuvieras caminando con una piedra en el zapato. Los callos no son contagiosos, pero las verrugas sí.