Con sólo 1,6 millas de longitud, Cayo Egmont se encuentra al suroeste del Parque Fort De Soto de Tierra Verde, en la desembocadura de la Bahía de Tampa. Designada como Refugio Nacional de Vida Silvestre en 1974, esta isla de 440 acres extiende el encanto de la historia y la naturaleza a través de un paisaje prístino y sin desarrollar y reliquias de una antigua instalación militar.
Cómo llegar a Cayo Egmont
Además de su encantador atractivo, sólo se puede llegar a Cayo Egmont en ferry o barco privado. Los visitantes de St. Petersburg/Clearwater tienen dos opciones fáciles para llegar. Tanto el transbordador de Cayo Egmont, que sale del parque Fort De Soto, como el crucero de buceo con delfines, que tiene varios puntos de salida, suelen salir por la mañana y regresar a primera hora de la tarde para que tenga tiempo suficiente para explorar la isla y las aguas circundantes. Durante el trayecto, los guías le explicarán datos sobre la zona y le darán consejos para avistar animales, como delfines y cormoranes. La pesca, el marisqueo, el buceo y la natación son las actividades favoritas. Mientras explora los senderos y las playas de la isla, es probable que se encuentre con aves marinas que anidan, tortugas marinas, tortugas de caja y tortugas de tierra entre las palmeras y la hierba de la playa.
Al planificar su visita, tenga en cuenta que Cayo Egmont es un refugio aislado. Aquí no hay un minimercado, así que lleve lo necesario -comida, bebida, crema solar, repelente de insectos y una cámara- antes de salir. Y, para mantener la isla en perfectas condiciones, recuerde llevarse todo lo que traiga. Hay mesas de picnic disponibles para su uso.
Playas y senderos llenos de vida silvestre
Una vez que llegue al cayo, quedará claro rápidamente que Egmont es un lugar ideal para experimentar un tiempo de intimidad con la madre naturaleza. Las playas de este lugar son lugares privilegiados para la recolección de conchas, y las aguas poco profundas que lo rodean son perfectas para el buceo y la pesca. También querrá pasear por los senderos naturales.
Aunque los humanos tienen que hacer un viaje especial para visitar la remota isla, es el entorno nativo de numerosas criaturas, incluyendo una colonia entera de tortugas gopher. Podrá verlas paseando por las pasarelas de ladrillo y cemento de la isla, y entre las orillas de la isla, las palmeras y la hierba de la playa, podrá encontrar algunas aves marinas que anidan, tortugas marinas y tortugas de caja. Por supuesto, el avistamiento de delfines es siempre un punto culminante de cualquier viaje hacia y desde la isla.
Signos de un pasado vibrante: Fort Dade y un faro
Puede que le sorprenda encontrar pasarelas de ladrillo y cemento en un lugar tan aislado. Son restos de una época en la que Cayo Egmont albergaba un bullicioso (para los estándares de las islas barrera) pueblo que albergaba el Fuerte Dade, así como un cine, una pista de tenis y una bolera.
El Fuerte Dade se construyó a finales de la década de 1890 cuando Estados Unidos se preparaba para la Guerra Hispanoamericana. Anteriormente, la isla había servido como campamento para los seminolas capturados durante la Tercera Guerra Seminola y como base de la Marina de la Unión durante la Guerra Civil. El fuerte permaneció activo hasta 1923 y, en la actualidad, todavía se pueden ver las ruinas de la estructura y recorrerlas.
No obstante, no todas las estructuras históricas de la isla están en mal estado. El faro de Cayo Egmont, de 87 pies de altura y construido originalmente en 1858, sigue guiando el tráfico marítimo que entra y sale de la Bahía de Tampa.