Si cree que las empresas piramidales son cosa del pasado, lamentablemente se equivoca. El año pasado, seis mujeres británicas fueron condenadas por su operación «Give and Take», que robó más de 20 millones de libras (30,5 millones de dólares estadounidenses) a 10.000 inversores y se aprovechó de mujeres vulnerables. Es otro duro recordatorio de los incansables conspiradores que se aprovechan del deseo innato de la gente de «hacerse rico rápidamente». El problema es que, aunque cada esquema tiene su propia forma creativa de conseguir que se compre, los estafadores sólo están reelaborando un modelo antiguo.
Siempre es difícil discernir las franquicias legítimas de las estafas de marketing multinivel, en las que los solicitantes pagan las cuotas de compra del «propietario del negocio» y luego tienen que comprar los productos, materiales y servicios por encima de eso, poniendo la responsabilidad en ellos para recuperar ese dinero. La esencia de estos esquemas tiene un hilo conductor: reclutar «vendedores» permite obtener más recompensas que vender.
Con el paso de los años, el «esquema piramidal» se ha convertido en una frase comodín para fraudes y estafas de todo tipo, pero en realidad se trata de un tipo particular de negocio ilegal con una estructura específica. Ya hemos echado un vistazo a los esquemas Ponzi y a las estafas de inversión, y ahora es el momento de ver los esquemas piramidales que acabaron con sus fundadores en la cárcel o con fuertes multas.
BurnLounge Inc.
Los anuncios originales de la estafa
¿Quién no querría tener una tienda de música? Fundada en 2004, en pleno auge de las descargas ilegales, BurnLounge ofrecía la oportunidad a 30.000 personas, entre las que se encontraban músicos de grandes discográficas. El trato era bastante sencillo: abrir un escaparate a través de tu propia página. Pero a diferencia de los sitios de streaming como MySpace o PureVolume, los «propietarios de tiendas de discos» debían pagar una cuota de suscripción. Ah, y los que vendían canciones a través de sus tiendas recibían un pago en puntos que sólo podían canjearse por productos de BurnLounge. Si querías cambiar tus puntos de venta por dinero real, eso te costaría una cuota extra.
Al final, todo el tema de pagar por el derecho a vender y ganar bonificaciones por reclutar miembros llamó la atención de la FTC y le valió al sitio una orden de cierre precipitada. Los operadores fueron condenados a pagar 17 millones de dólares para reembolsar a los consumidores que se quemaron.
Negocios en movimiento
Un indicador clave de que podría estar envuelto en una estafa piramidal es cuando el nombre de su empresa no tiene nada que ver con lo que vende. En medio de la recesión de 2008, a los canadienses con problemas de liquidez se les ofreció la oportunidad de ganar hasta 100.000 dólares vendiendo paquetes de clubes de vacaciones «muy baratos». El truco: había que pagar 3.200 dólares de entrada al club de viajes denominado UltraLife, pero se les pagaría una comisión de 5.000 dólares por cada paquete vendido. Un grupo de 2.000 inversores engañados por la empresa Business in Motion, con sede en Mississauga, presentó una demanda colectiva y recibió 6,5 millones de dólares. El hombre detrás de la supuesta estafa piramidal, Alex Klippax, podría enfrentarse a la deportación al Reino Unido.