Desde finales de 1700, los volcanes han causado más de 250.000 muertes. La mayoría de ellas se produjeron durante cuatro desastrosas erupciones.
La mayor de las cuatro ocurrió el 10 y 11 de abril de 1815 en el monte Tambora, en la isla de Sumbawa, que ahora forma parte de Indonesia. Cincuenta kilómetros cúbicos (12 millas cúbicas) de magma fueron expulsados en nubes de ceniza pliniana y flujos piroclásticos. Capas de ceniza de más de 1 cm (0,4 pulgadas) de espesor cayeron sobre más de 500.000 km cuadrados (193.000 millas cuadradas) de Indonesia y el Mar de Java. Antes de la erupción, el Tambora era un estratovolcán de unos 4.300 metros de altura; tras la erupción, faltaron unos 1.400 metros del cono de la cumbre y en su lugar quedó una caldera colapsada de 6 por 7 km de ancho y 1 km de profundidad. Unas 10.000 personas murieron a causa de la erupción explosiva y de los tsunamis provocados por los flujos piroclásticos masivos que entraron en el mar. Las pérdidas en la agricultura debido a los gruesos depósitos de ceniza provocaron hambrunas y enfermedades, lo que provocó otras 82.000 muertes.
La segunda mayor erupción del siglo XIX también se produjo en Indonesia. El Krakatoa (Krakatau), un volcán compuesto en una pequeña isla deshabitada entre Sumatra y Java, entró en erupción de forma explosiva el 26 y 27 de agosto de 1883. La erupción fue similar al estallido del Tambora pero más pequeña, con unos 18 km cúbicos (4,3 millas cúbicas) de magma erupcionado en nubes de ceniza pliniana y flujos piroclásticos. El Krakatoa era un volcán más pequeño que el Tambora y, cuando la erupción había vaciado parte de su cámara de magma, se derrumbó para formar una caldera que estaba parcialmente por debajo del nivel del mar. Veintitrés kilómetros cuadrados de la isla desaparecieron, y en el lugar donde se encontraba un pico volcánico de 450 metros de altura había aguas de hasta 275 metros de profundidad. La mayor explosión, en la mañana del 27 de agosto, produjo una nube de ceniza que alcanzó una altura de 80 km (50 millas), y la detonación se escuchó hasta en Australia. Un tsunami de más de 30 metros (100 pies) de altura siguió a la explosión y al aparente colapso de la caldera, matando a unas 36.000 personas en las costas adyacentes de Java y Sumatra.