Los plásticos son materiales increíblemente útiles con propiedades extremadamente diversas, que permiten una multitud de aplicaciones diferentes que benefician nuestras vidas.
Aparte de las botellas y los tenedores, sólo en el campo de la medicina los plásticos se han utilizado para válvulas cardíacas artificiales, implantes y dispositivos médicos, liberación controlada de fármacos, superficies y revestimientos especializados que repelen el agua, baterías orgánicas… la lista es interminable.
Pero, con la estimación de que los residuos plásticos marinos alcanzarán los 250 millones de toneladas en 2025, los gobiernos de todo el mundo están empezando a pensar en cómo superar este importante problema.
Una parte fundamental de este problema es que los plásticos no sostenibles y de un solo uso representan hasta el 40% de la producción mundial de plástico. Esto equivale a unos 128 millones de toneladas. La gran mayoría de estos plásticos tienen bajas tasas de reciclaje y no se biodegradan en un tiempo aceptable: el polipropileno puede tardar milenios en descomponerse adecuadamente.
Peor aún, si estos plásticos llegan al medio marino, el movimiento del mar junto con la luz del sol puede hacer que los plásticos se fracturen en pequeñas partículas llamadas «microplásticos».
Se ha demostrado que la presencia de macro y microplásticos en nuestros océanos tiene un efecto perjudicial para la vida marina. Pero el efecto potencial sobre la salud humana es mucho menos conocido.
A principios de año entró en vigor la prohibición de fabricar cosméticos y productos de cuidado personal que contengan microperlas de plástico. Aunque, siendo realistas, esto sólo supone unas 680 toneladas de microplásticos al año en el Reino Unido.
El problema de los plásticos
Está claro, pues, que los residuos de plástico son un problema complicado que abarca la economía, la sostenibilidad, las presiones sociales y la infraestructura de reciclaje tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo. Pero aunque es ampliamente conocido que los plásticos pueden ser un problema para el medio ambiente, lo que no se sabe a menudo es que la persistencia de los plásticos en el medio ambiente está en realidad estrechamente relacionada con la forma en que se fabrican.
La inmensa mayoría de los plásticos se fabrican con materiales derivados del petróleo, lo que significa que, por su naturaleza química, muchos plásticos no tienen contenido de oxígeno. Esto los hace muy hidrofóbicos (odian el agua) y, como tales, es muy difícil que las bacterias o enzimas comunes los descompongan si entran en el medio ambiente.
En las últimas décadas ha aumentado la concienciación sobre nuestra dependencia de un suministro limitado de petróleo y esto ha impulsado la investigación de fuentes alternativas y sostenibles de productos químicos. En particular, el concepto de utilizar materiales de base biológica como recurso en lugar de materiales basados en el petróleo ha cobrado un gran impulso. Los materiales de base biológica sostenibles pueden ser cultivos de desecho, madera de desecho, alimentos de desecho; de hecho, cualquier materia biológica de desecho.
Lo más importante es que estos materiales naturales de origen biológico pueden descomponerse fácilmente en bloques químicos más pequeños, denominados «moléculas de plataforma», que a su vez pueden utilizarse para fabricar otros productos químicos útiles, incluidos los plásticos.
Los bloques de construcción de la naturaleza
Utilizando estas moléculas de plataforma, el Centro de Excelencia de Química Verde de la Universidad de York ha estado trabajando con la industria del plástico para crear una nueva generación de poliésteres de origen biológico. Estos se utilizan a menudo para fabricar fibras para la ropa, así como películas y contenedores para líquidos y alimentos. Los materiales resultantes son totalmente vegetales, reciclables y, lo que es más importante, totalmente biodegradables.
Además de la sostenibilidad, la gran ventaja de utilizar la biomasa como recurso es la gran cantidad de oxígeno que se incorpora a las estructuras químicas de la naturaleza (celulosa, glucosa, etc.). Al utilizar materiales de base biológica para fabricar plásticos de base biológica, el contenido de oxígeno se mantiene en el material. La esperanza es que, al tener un alto contenido de oxígeno, los plásticos de base biológica tengan una biodegradabilidad alta pero controlada. Esto significa que el plástico de base biológica puede descomponerse totalmente y con seguridad en materiales de partida benignos.
Pero aunque esta nueva generación de plásticos sostenibles es un gran paso adelante, y un plástico compostable es de gran beneficio, esto no es en absoluto el objetivo final para todos los plásticos de base biológica.
Economía circular
La economía circular consiste en mantener los recursos en un bucle constante, reutilizándolos y reciclándolos tantas veces como sea posible. Esto ayuda a minimizar los residuos y a reducir la necesidad de nuevos recursos.
Tratar los residuos de plástico como un recurso en lugar de un problema es un cambio importante que debe producirse en las próximas décadas. Esto ayudará a preservar los materiales químicos que nos quedan, así como a proteger nuestro medio ambiente.
Los plásticos son una parte fundamental de la sociedad moderna y están aquí para quedarse. En última instancia, la sociedad tiene que alejarse de los productos basados en el petróleo hacia alternativas sostenibles de base biológica. Pero independientemente de si un plástico está basado en el petróleo o en las plantas, el mayor impacto que puedes tener en el ciclo de vida de un producto de plástico es reutilizarlo y reciclarlo.
Como consumidor, esto significa que tienes una opción y el poder de hacer un impacto positivo. Averigua dónde está tu punto de reciclaje de residuos plásticos más cercano y busca promover la recogida a domicilio y el correcto reciclaje de todo tipo de residuos plásticos.