Recientemente, el blog de estudiantes de Yale titulado «CrossCampus» destapó un escándalo en uno de los comedores de estudiantes: el comedor estaba sirviendo leche lactaid caducada. Pero, ¿qué es exactamente la leche lactaid, cómo se elabora y es más propensa a estropearse que la leche normal?
Después de beber leche, la mayoría de las personas son capaces de metabolizar el azúcar lactosa, que se encuentra habitualmente en los productos lácteos. Sin embargo, alguien que es intolerante a la lactosa carece de la enzima digestiva lactasa necesaria para descomponer la lactosa en glucosa y galactosa. Si una persona que padece esta condición consume una gran cantidad de lactosa, puede experimentar náuseas, calambres, hinchazón, diarrea y flatulencia.
¿Hay alguna forma de mitigar estos efectos negativos? Incluso los intolerantes a la lactosa deberían tener derecho a tomar leche, y aquí es donde entra la leche lactaid. La leche Lactaid, vendida por McNeil Nutritionals, la empresa que también fabrica Splenda, se utiliza habitualmente como sustituto de la leche. Para aquellos que carecen de la capacidad de producir lactasa, lactaid les aportará la enzima. Se añade una pequeña dosis de lactasa a cada porción de leche lactaid, asegurando que tendrás las herramientas necesarias para consumir leche.
Interesantemente, los productos lactaid suelen llevar menos lactosa que la leche normal. De hecho, la leche lactaid tiene menos probabilidades de estropearse, ya que la leche se estropea porque la digestión de la lactosa produce ácido láctico. Además, la adición de lactasa es perfectamente segura para cualquier persona. Se digiere en forma de proteínas y azúcares y acaba pasando por el tracto gastrointestinal sin suponer ningún peligro para el bebedor, a no ser, por supuesto, que ya haya caducado.