Para mucha gente, es una tradición veraniega comprar a sus hijos un cangrejo ermitaño en una de esas tiendas de la playa. Lamentablemente, también es una tradición veraniega que la mayoría de ellos mueran al cabo de un par de semanas. Si cree que esto se debe a que estas criaturas tienen una vida corta por naturaleza, piénselo de nuevo: conozca a Carol Ann Ormes. Ella tiene su cangrejo, Jonathan, desde hace 37 años, y todo comenzó con un viaje a la playa en Delaware.
«Una de mis amigas había leído sobre los cangrejos ermitaños, y yo nunca había oído hablar de ellos», dice. «Me contaba cómo cambian las conchas marinas, y pensé: ‘Eso es realmente interesante'»
Sin embargo, Ormes se lo pensó dos veces cuando su amiga compró uno: «Le eché un vistazo y pensé: ‘Uh, no lo creo’. Era un tipo bastante feo». Pero al final de sus vacaciones, decidió comprar el cangrejo Jonathan Livingston de camino a casa.
Como esto fue mucho antes de Internet, Ormes no tenía ninguna fuente de consejos sobre su cuidado, pero su instinto le decía que la jaula de alambre en la que venía no era adecuada. Fue a una tienda de mascotas para comprar un tanque de cristal, y «allí estaba la cangreja Kate sentada, mirándome y esperando para irse a casa conmigo», dice.
Tristemente, Kate murió en 2011, pero Jonathan sigue corriendo por el apartamento de Ormes en una comunidad de jubilados en Florida 37 años después.
Cuidar de un cangrejo
Entonces, ¿por qué la mayoría de la gente tiene una experiencia tan diferente con un cangrejo ermitaño? Los propietarios experimentados de cangrejos ofrecen los siguientes consejos de cuidado. Para empezar, los cangrejos ermitaños necesitan mantenerse a unos 80 grados con un 80 por ciento de humedad, lo que es imposible en las jaulas de alambre en las que se suelen vender. Necesitará al menos un acuario de 10 galones con calentadores, un termómetro y un medidor de humedad. Los acuarios deben tener arena o un sustrato similar lo suficientemente profundo como para que los cangrejos se entierren completamente para mudar. Si no pueden mudar correctamente, morirán.
Debe esperar gastar unos 100 dólares en un montaje, dice Katherine Trammel: «Eso es lo mínimo que se necesita para proporcionar un buen hogar a estos animales».
Trammel debe saberlo. Tiene 22 cangrejos, después de conseguir el primero justo el pasado noviembre. No se sintió desanimada por sus requisitos de cuidado, de hecho, ni mucho menos. «El vendedor me dijo: ‘Oh, puedes alimentarlos como quieras, échales una pieza de fruta cada dos días’, y entonces llegué a casa y empecé a investigar», dice. «Estos tipos necesitan muchos cuidados, y cuanto más aprendía sobre ellos más decía: ‘Esto es increíblemente fascinante'»
Trammel se interesó especialmente en investigar su dieta, y ahora tiene una tienda online llamada Kat’s Krabby Supplies que vende comida orgánica para cangrejos ermitaños. Como carroñeros, necesitan una dieta variada que contenga proteínas, frutas y verduras, frutos secos, calcio y taninos. Los pellets que se pueden comprar no son realmente adecuados, dice Trammel, y, quizás afortunadamente, la mayoría de los cangrejos no los comerán de todos modos.
«Nunca he conocido a un cangrejo ermitaño que comiera pellets», dice Ormes. A Jonathan le gustan los excrementos de lombriz del parche del cangrejo ermitaño y una mezcla de frutas, pero siempre deja atrás el coco. Además, siempre le han gustado las hojas de roble. Ahora que Ormes se ha mudado de Maryland a Florida, hace que sus amigos se las envíen por correo.