Toda persona de 6 meses de edad o más, que no haya tenido una reacción grave a la vacuna contra la gripe en el pasado, debería vacunarse cada temporada de gripe, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). La vacuna antigripal reduce el riesgo de contraer la gripe entre un 40 y un 60 por ciento o más, y reduce la gravedad de la gripe si se enferma. También reduce el riesgo de que su hijo enferme de gripe.
Los bebés menores de 6 meses no pueden recibir la vacuna de la gripe directamente. Incluso después de que empiecen a recibir las vacunas contra la gripe, su protección es incompleta hasta que reciban dos vacunas con un intervalo de aproximadamente 28 días. Por lo general, los bebés tardan unas dos semanas después de la segunda vacuna en adquirir la máxima protección.
Según el Centro de Riesgo Infantil de la Universidad Tecnológica de Texas, una madre lactante que haya sido vacunada con la vacuna de la gripe transferirá los anticuerpos a su bebé a través de la leche, lo que dará al recién nacido cierta protección contra el virus de la gripe.
El «cocooning» -asegurar que los padres, hermanos, abuelos y otros cuidadores hayan recibido la vacuna contra la gripe durante la actual temporada de gripe- puede ayudar a proteger a su bebé de la gripe hasta que tenga la edad suficiente para ser vacunado.
Si usted y/o su hijo enferman de gripe, mantenga la lactancia materna. Póngase en contacto con su proveedor de atención médica y con el de su hijo de inmediato. La Academia Americana de Pediatría y los CDC recomiendan que las personas con mayor riesgo de sufrir complicaciones relacionadas con la gripe (incluidas las mujeres en las dos primeras semanas después del parto y los bebés) consideren la posibilidad de tomar un medicamento antiviral, como Tamiflu. Dado que sólo una pequeña cantidad del medicamento pasa a la leche materna, Tamiflu se considera compatible con la lactancia,
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