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El absolutismo y sus críticos

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Resumen

En el período moderno temprano de la historia europea, la monarquía absoluta emergió de una crisis general para mantener su posición como la forma de gobierno predominante desde España hasta Rusia, más notablemente en Francia. Allí, el reinado de Luis XIV podría llamarse el apogeo del absolutismo, y los primeros documentos (nº 1, 2 y 3) pretenden promover el debate sobre la naturaleza del poder de Luis, y sobre las amenazas tempranas y posteriores al mismo. Mientras Luis reinaba en Francia, los Romanov construían su autoridad en el extremo oriental de Europa. Pedro el Grande llevó este proceso casi a su fin, y el documento nº g es una evaluación de su trabajo por parte de uno de los muchos extranjeros que entraron a su servicio. Catalina la Grande desarrolló y perfeccionó el Estado creado por Pedro, intentando, por ejemplo, darle la base ideológica de un despotismo ilustrado (n. 6). Su despotismo se volvió menos ilustrado tras la grave amenaza que supuso la revuelta encabezada por Pugachev, cuyos decretos reflejaban la ideología de los distintos grupos que participaban en ella (nº 7). Una amenaza viva para el absolutismo en general en el siglo XVII fue el éxito de las Provincias Unidas de los Países Bajos, que impresionó a visitantes del extranjero, como Sir William Temple, de la restaurada monarquía inglesa. En el siglo XVIII, el absolutismo fue atacado desde varios frentes, incluido el intelectual. Ello se manifestó en la influencia de la Enciclopedia, cuyo prospecto se incluye aquí como documento nº 8, y en una crisis creciente mucho mayor que la del siglo XVII, que iba a dar una tremenda sacudida a los gobiernos de toda índole, incluida la República Holandesa (nº 9), y a desalojar a la monarquía absoluta de una de sus principales perchas en Francia.

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