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El ciclo de la violencia es un patrón de comportamientos que mantiene a los supervivientes encerrados en la relación abusiva.

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El ciclo de la violencia y el poder y el control

Entender el ciclo de la violencia es crucial para detener la violencia en las relaciones, así como para responder a las preguntas más comunes sobre los malos tratos.

Hay tres etapas en el ciclo de la violencia:

  1. La primera es la fase de construcción de la tensión. En esta fase, el maltratador se pone nervioso y la tensión comienza a acumularse. Aquí es donde la persona maltratada puede sentirse como si estuviera caminando sobre cáscaras de huevo.
  2. La segunda es la fase de explosión real donde se produce el abuso físico. Puede durar desde unos minutos hasta varias horas.
  3. La tercera es la fase de luna de miel. El agresor puede arrepentirse o actuar como si no hubiera pasado nada; pero sigue interesado en reconciliarse e incluso puede prometer que no volverá a hacerlo. Sin embargo, la tensión casi siempre comienza a aumentar de nuevo, continuando así el ciclo.
  4. A menudo el abuso psicológico puede dejar a alguien sintiéndose temeroso, indefenso e impotente para actuar por sí mismo. Las personas afectadas por la violencia doméstica son ricas, pobres, casadas, divorciadas o solteras, de todos los orígenes étnicos y niveles económicos. Pueden ser personas sanas o discapacitadas, heterosexuales u homosexuales, gays, lesbianas, bisexuales y/o transexuales. Como persona afectada por la violencia doméstica y los malos tratos, descubrirá que tiene problemas comunes con muchas otras personas que también han experimentado este tipo de violencia.

    El diagrama de poder & de control es una herramienta particularmente útil para entender el patrón general de comportamientos abusivos y violentos, que son utilizados por un maltratador para establecer y mantener el control sobre su pareja. Muy a menudo, uno o más incidentes violentos van acompañados de una serie de estos otros tipos de abuso. Son menos fáciles de identificar, pero establecen firmemente un patrón de intimidación y control en la relación.

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