Uno de los temas más fundamentales y polémicos en el campo de la filosofía ha sido la discusión sobre la naturaleza precisa de la ética y la moral. La naturaleza de la ética y la moral es sólo ligeramente diferente de la discusión sobre el contenido de la ética y la moral en sí, aunque sin duda están íntimamente relacionadas. Es la ligera diferencia entre discutir por qué los valores morales tienen fuerzas morales sobre nosotros, y discutir en qué deben consistir estos valores morales.
Me ha parecido útil dividir el campo de la ética en tres niveles jerárquicos:
Metaética: Un subcampo de la ética que busca entender el estatus metafísico, epistemológico o psicológico de los pensamientos morales y las prácticas morales. Nos planteamos preguntas como: ¿Es la moral una cuestión de gusto subjetivo o de hechos objetivos? ¿Existen hechos morales? Si tales hechos existen, ¿cómo podemos adquirirlos?
Etica normativa: Este es el campo que más comúnmente asociamos con la filosofía, donde se discuten las teorías generales que buscan sistematizar los comportamientos correctos e incorrectos.
Ética aplicada: Este es un campo más práctico de las cuestiones éticas que discuten temas contenciosos específicos como los derechos humanos, la bioética, la ética ambiental, etc.
En la cultura occidental, las discusiones sobre la ética y la moral se entremezclan frecuentemente con los valores religiosos. Esto tiene una tradición muy larga que se remonta incluso a antes del nacimiento de Jesucristo.
Para muchas personas, el compromiso moral proviene de los mandamientos religiosos, pero siempre ha habido una tensión filosófica entre nuestra impresión sobre el estatus de Dios y los propios mandamientos dados por Dios.
Esta tensión es explorada por primera vez por Platón en su diálogo Eutifrón. Se trata del famoso dilema de Eutifrón.