«La Santísima Virgen María, al terminar el curso de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo», dice el Catecismo de la Iglesia Católica, «donde participa ya de la gloria de la Resurrección de su Hijo, anticipando la resurrección de todos los miembros de su Cuerpo.»
El 15 de agosto es la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.
El hecho de que María fuera llevada -asumida- directamente al cielo desde aquí en la tierra es un fuerte recordatorio de uno de los fundamentos de nuestra fe. Sirve como modelo de nuestro destino: la creencia de que un día, al final de los tiempos, estaremos en el cielo de forma material y corporal.
«En el misterio de su Asunción, María experimenta inmediatamente lo que todos experimentaremos finalmente, una resurrección corporal como la del propio Cristo», dice el Catecismo Católico para Adultos de Estados Unidos.
La Asunción de María no es un Día Santo de Obligación este año, porque cae en sábado. Lo mismo ocurre cuando la Solemnidad cae en lunes.
Es una de las tres Solemnidades de María que son Días Santos. Las otras son el 1 de enero, la Solemnidad de María la Santa Madre de Dios; y el 8 de diciembre, la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.
Aunque la Escritura no da cuenta de la Asunción de la Santísima Virgen María, ha sido una creencia de larga data en el catolicismo. Curiosamente, no se formalizó como dogma -la verdad divinamente revelada de nuestra fe- hasta que el Papa Pío XII lo hizo en 1950.
La Asunción de María es uno de los Misterios Gloriosos del Rosario, junto con la Resurrección, la Ascensión al Cielo, el Envío del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Pentecostés y la Coronación de María como Reina del Cielo y de la Tierra.
La Asunción no debe confundirse con la Ascensión, en la que Jesús resucitado, en presencia de sus apóstoles, fue elevado al cielo. La Ascensión de Nuestro Señor se celebra cuarenta días después del Domingo de Resurrección.
Hablando en la Fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María ante una multitud asoleada en la Plaza de San Pedro el 15 de agosto. 15 de agosto de 2017, el Papa Francisco dijo lo siguiente:
«Celebrando la asunción de María al cielo, queremos que nos traiga una vez más a nosotros, a nuestras familias y a nuestras comunidades esa gracia única que debemos pedir siempre antes que las otras gracias que también son importantes para nosotros: la gracia que es Jesucristo»
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