Ha llevado el significado de «llevar muchos sombreros» a un nuevo nivel.
Como única residente de Monowi, Nebraska, Elsie Eiler es la alcaldesa del pueblo, tesorera, oficinista, secretaria, tabernera, bibliotecaria y mediadora por defecto si surge algún desacuerdo en el bar.
Según el censo de Estados Unidos de 2010, Monowi es el único pueblo, aldea o ciudad incorporada de Estados Unidos con una sola población. Y como único residente, la vida de Eiler es, como mínimo, única. Esta mujer de 84 años abre la Taberna Monowi a las 9 de la mañana seis días a la semana (tras una batalla contra el cáncer de colon en 2011, ha decidido concederse los lunes libres). Sirve hamburguesas (3,50 $), perritos calientes (1,25 $) y cervezas (la «cerveza más fría de la ciudad», dice el cartel colocado en la pared) a los turistas que sienten curiosidad por su pueblo unipersonal. Hasta ahora, ha recibido a visitantes de 47 estados y 41 países. Pero, sobre todo, pasa su tiempo con los habituales que vienen de los pueblos cercanos para utilizar la taberna como una especie de lugar de encuentro de la comunidad, donde juegan a las cartas, enseñan las fotos de sus bebés y hablan de sus familias.
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Eiler bromea con que ser la única residente de un pueblo tiene sus ventajas. Por un lado, no tiene competencia cuando se presenta a la alcaldía cada año, ganando siempre por goleada. Como dijo a Reuters: «Yo soy el todo. No hay necesidad de elecciones porque yo soy la única que vota»
Además de gestionar la taberna, que ella y su difunto marido, Rudy Eiler, compraron en 1971, también dirige la biblioteca del pueblo, un cobertizo de 320 metros cuadrados que alberga unos 5.000 libros que en su día formaron la colección privada de Rudy. Ahora, todo el que quiera hojear las estanterías y tomar prestados libros o revistas es bienvenido por el sistema de honor.
Mientras que muchas de las comunidades más pequeñas de Estados Unidos se han reducido hasta disolverse, Eiler está decidida a mantener la incorporación de Monowi, completando obedientemente todo el papeleo para hacerlo. Como única contribuyente del pueblo, Eiler recauda 500 dólares para mantener las tres farolas del pueblo iluminadas con electricidad y el agua corriente. También está obligada a crear un plan municipal de carreteras cada año para conseguir financiación del estado de Nebraska. Y, cuando solicita al estado sus licencias de licor y tabaco cada año, las firma ella misma como secretaria del pueblo, y se las da a sí misma como propietaria del bar.
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Por supuesto, no siempre fue así. En la década de 1930, Monowi era un pueblo ferroviario relativamente bullicioso de 150 habitantes con varios negocios que incluían tiendas de comestibles, restaurantes e incluso una prisión. Pero poco a poco, a medida que las condiciones de la agricultura empeoraban y los puestos de trabajo se perdían a causa de la automatización, la gente empezó a marcharse en busca de mayores oportunidades y los que se quedaron acabaron falleciendo. Cuando el marido de Eiler, Rudy, murió en 2004, ella se convirtió en la última residente, pero no ha soñado con mudarse.
«No tengo ningún deseo de vivir en otro sitio. Soy perfectamente feliz donde estoy ahora», dijo a la BBC. «Sé que siempre podría mudarme más cerca de mis hijos o quedarme con ellos cuando quiera, pero entonces tendría que volver a hacer todos los amigos nuevos»
«Ojalá pueda quedarme aquí. Es donde quiero estar», dijo.
Así que no te sientas demasiado mal por Eiler, ya que se queda en Monowi por elección. De hecho, podríamos aprender un par de cosas de ella sobre cómo vivir felizmente el momento. Como dijo a Country Living: «Me preguntan qué pasará cuando te vayas. Esa no es mi preocupación. Creo que hay que vivir cada día y no preocuparse por el futuro. Voy a disfrutar mientras esté viva».
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