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Estenosis aórtica, RVA y RVAT

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La estenosis aórtica es una enfermedad en la que las valvas de la válvula aórtica se vuelven rígidas, calcificadas y menos «flexibles». Esto hace que el ventrículo izquierdo (la principal cámara de bombeo del corazón) tenga más dificultades para expulsar la sangre. En consecuencia, el músculo cardíaco trata de adaptarse, con lo que la presión aumenta dentro del ventrículo. En última instancia, y normalmente tras un largo periodo de latencia, los pacientes pueden desarrollar molestias en el pecho o dificultad para respirar con el esfuerzo, o pueden marearse o incluso desmayarse.

La estenosis aórtica es generalmente una enfermedad de las personas mayores. Los pacientes suelen desarrollar síntomas a finales de los setenta u ochenta años. Ocasionalmente, los pacientes se presentan antes; estos pacientes suelen tener una válvula congénita anormal (bicúspide o válvula de 2 valvas, en lugar de las 3 valvas habituales). Sin embargo, la gran mayoría de los pacientes con esta enfermedad son ancianos.
No hay tratamiento médico para esta enfermedad. No hay medicamentos que hagan que la valva se abra más libremente. Tampoco hay ningún medicamento que haya demostrado frenar de forma fiable la progresión de la enfermedad.

Hasta hace poco, la única terapia era quirúrgica: la sustitución de la válvula aórtica. Se utilizan tanto válvulas mecánicas como bioprotésicas (de tejido), y las mecánicas se reservan generalmente para la población más joven. La cirugía es importante y requiere una esternotomía en la mayoría de los casos.

Recientemente se ha puesto a disposición una nueva técnica, la TAVR, o sustitución valvular aórtica transcatéter. Con esta técnica, un equipo de cardiólogos y cirujanos cardiotorácicos primero «balonea» o estira la válvula nativa para crear algo de espacio, y luego implanta una nueva válvula de tejido, todo a través de un catéter que se inserta generalmente en la arteria femoral en la ingle. El paciente se ahorra una esternotomía y el tiempo de recuperación puede acortarse considerablemente. En la actualidad, esta técnica se limita a los pacientes que se consideran candidatos de alto riesgo quirúrgico. Esto podría cambiar a medida que se adquiera más experiencia con el TAVR.

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