Si alguna vez ha escuchado una guitarra vieja, de sonido metálico, acompañando a una gravilla, casi desafinada, y con un estilo de voz antiguo, oxidado y seco, como si buscara su último aliento, y rítmico sólo por el golpeo de los nudillos sobre una mesa, entonces probablemente habrá sido testigo del Cante Jondo, que es el flamenco en su forma más pura. Si en algún momento mientras escuchas este cante ancestral has sentido como si la muerte pasara por encima de ti, haciendo que tu piel se estremezca y tus emociones choquen, desde la alegría y la pura emoción, hasta las profundidades de la tristeza, y el dolor, entonces también podrías haber experimentado el duende.
El flamenco es un nombre que se utiliza para describir una familia de estilos de cante y baile que se crearon en el enorme crisol de Andalucía, y hay muchos puristas que desprecian todo lo que no sea flamenco puro y ortodoxo.
También hay muchos que creen que para que el flamenco sobreviva otros doscientos años, debe moverse con los tiempos, y afortunadamente podemos tomar la decisión de cuál preferimos personalmente.
Ya sea el jondo gitano puro o la fusión comercial, el flamenco se puede encontrar en abundancia, y con la tecnología de grabación actual, los Cds y los vídeos lo hacen mucho más accesible que en sus inicios.
El flamenco sigue ganando decenas de nuevos aficionados en el siglo XXI, y con la incorporación de la nueva Bienal de Flamenco de Málaga, y por supuesto, la bienal de Sevilla que lleva más de veinticinco años, demuestra que el flamenco es tan popular ahora como lo ha sido siempre.
Hay muchos nuevos artistas jóvenes, que como sus antepasados, continúan con este fantástico arte que llamamos flamenco.
Artistas como el bailaor Farruquito, nieto del excelente bailaor gitano El Farruco, o Tomás de Perrate que interpreta las bulerías y soleares de su padre El Perrate son sólo algunos de los que están ayudando a continuar con esta maravillosa faceta de la vida andaluza.
Otra sensación nació en Barcelona en 1973 con el nombre de Miguel Poveda, y este joven cantaor tiene el eco de los antiguos padres cuando canta su personal pero ortodoxo estilo de cante.
Es una revelación no sólo por haber nacido fuera de Andalucía, uno de los calificativos necesarios si se hace caso a los críticos acérrimos, sino que además es un gachó que tiene el tono gitano antiguo, una voz jonda estremecedora que estoy seguro que llevará al flamenco a lo largo del siglo XXI, y espero que al XXII
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