Fumar y el humo de segunda mano de los cigarrillos, los puros y las pipas pueden contribuir a los dolores de cabeza tanto para el fumador como para el no fumador. La nicotina, uno de los componentes del tabaco, provoca la contracción de los vasos sanguíneos, reduciendo el flujo sanguíneo al cerebro y a la cubierta del cerebro (las meninges). La disminución del flujo sanguíneo provoca una depresión de la actividad cerebral, que es uno de los principales componentes de las migrañas. Además, la reducción del flujo sanguíneo a las meninges puede inducir un dolor intenso, que puede sentirse en la parte posterior de la cabeza o en la cara. La nicotina también puede estimular los nervios sensibles al dolor cuando pasan por la parte posterior de la garganta, lo que aumenta aún más la tendencia al dolor de cabeza En algunas personas, esta estimulación puede contribuir a los dolores de cabeza. Por lo general, al eliminar el estímulo (la nicotina), los dolores de cabeza se alivian. Dejar de fumar o reducir la exposición al humo de segunda mano es especialmente útil para quienes padecen cefaleas en racimo. En un estudio de pacientes con cefaleas en racimos, los que redujeron su consumo de tabaco en menos de medio paquete de cigarrillos al día descubrieron que sus dolores de cabeza disminuían en un 50 por ciento.
La alergia al humo, así como la sensibilidad a los olores, también pueden causar migrañas en algunas personas. Evitando situaciones o lugares en los que se permite fumar, o dejando de fumar, la mayoría de las personas pueden reducir la aparición de la cefalea migrañosa.
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