Una de las canciones más controvertidas de la historia del rock no está exenta de secretos. Esta es la historia de Sympathy For The Devil.
Desde 1964, la asociación de compositores entre Mick Jagger y Keith Richards ha sido polémica, innovadora y legendaria. A lo largo del turbulento fango político de los años 60, The Rolling Stones tanto rehuyeron su adversidad como la atacaron de frente.
Por ejemplo, cuando se publicó Street Fighting Man, varias emisoras de radio prohibieron el tema debido a las protestas raciales y estudiantiles que ayudó a inspirar. Como se puede imaginar, cuando los Rolling Stones publicaron Sympathy For The Devil se desató el infierno, cimentando el legado de su canción más icónica.
Seguro que presentarse como el diablo ante el público puede ser bastante atrevido, pero Mick Jagger lo hizo con estilo y sin pensarlo dos veces. Declarando su demonio interior «un hombre de riqueza y gusto», Jagger confesó ser el culpable de algunas de las acciones más perversas de la historia. Liderar la incursión de la blitzkrieg nazi, despreciar la revolución rusa, asesinar a JFK y alentar la crucifixión de Jesús -ésta es una obviedad-, todo ello con un suave coro de acompañamiento le parecía a Mick Jagger un viejo chiste.
Nacimiento del Diablo
En 1967, The Rolling Stones estaban bajo el fuego de la prensa, los líderes religiosos, los grupos de padres y los funcionarios del gobierno en una variedad de cargos de corrupción moral. La afirmación más extrema era que los Rolling Stones apoyaban el satanismo. Ridículo en retrospectiva, aunque la banda acababa de salir con Their Satanic Majesties Request.
Los Rolling Stones sellaron su destino al año siguiente con Sympathy For The Devil. Mick Jagger extrajo la inspiración lírica central de una colección de fuentes con las que tropezó en 1968, explicando:
«Cuando se escribió esa canción, era una época de agitación. Era el primer tipo de caos internacional desde la Segunda Guerra Mundial. Y la confusión no es la aliada de la paz y el amor. Uno quiere pensar que el mundo es perfecto. Todo el mundo se deja llevar por eso»
Un punto de referencia conocido es la escritura del poeta francés Charles Baudelaire. Otra influencia importante y más obvia es la novela del autor ruso Mijail Bulgakov El maestro y la Margarita. La novia de Jagger en aquella época, Marianne Faithfull, se la regaló.
El libro de Bulgakov es aclamado por su capacidad de mezclar a la perfección la fantasía con la sátira social. Por ejemplo, compara la vida de Jesucristo con la de un artista en la Rusia soviética con un telón de fondo de arrestos arbitrarios y hospitales psiquiátricos.
Este concepto de valores invertidos y la confusión de la realidad prevalece dentro de las letras de Sympathy For The Devil. Los policías son todos criminales y todos los «pecadores santos». Incluso hace referencia al dolor de Jesucristo y su «momento de duda»
Otra influencia en la composición de las letras es Bob Dylan. Al hacer referencia a grandes momentos de la historia como la ejecución de la familia Romanov en 1917, la Revolución de Octubre, la Segunda Guerra Mundial y, el asesinato de los hermanos Kennedy, Jagger asume un verso poético dylanesco acrecentado por la elucidación de figuras arquetípicas como ancla focal.
En realidad, la esencia de Sympathy For The Devil no difiere de la de Gimme Shelter. La filosofía de la paz y el amor sigue siendo tan verdadera como siempre, ya que la inestabilidad política como los esfuerzos bélicos de la América de los sesenta se desangraron en los setenta.
Capturando al diablo
Es lógico suponer que la asociación de compositores Jagger/Richards se divide de manera que Mick escribe las letras y Keith se encarga de la música, sin embargo, esto no suele ser así.
En este caso, Mick Jagger escribió tanto la letra como la música de Sympathy For The Devil. La mayor influencia de Keith Richards fue ayudar a Jagger a determinar el ritmo.
«Sólo intentaba averiguar si era una samba o una maldita canción folclórica», recordaba Richards en 2002. «Sympathy» es una canción bastante edificante. Se trata de mirar al diablo a la cara. Está ahí todo el tiempo. He tenido un contacto muy estrecho con Lucifer, me he reunido con él varias veces. El mal – la gente tiende a enterrarlo y esperar que se arregle por sí mismo y no levante su fea cabeza».
Otra adición crucial a la canción vino de la mano de la novia de Keith Richard, Anita Pallenberg – anteriormente novia de Brian Jones – que pasó por el estudio.
«Anita era el epítome de lo que estaba pasando en ese momento. Ella era muy del Chelsea. Llegaba con la élite del cine», dice el productor de los Stones, Jimmy Miller.
Después de 32 tomas de la interpretación folclórica, le dieron una vuelta con un ritmo de samba y Anita Pallenberg empezó a cantar «Whoo-whoo» en la cabina. Los Stones se entusiasmaron de inmediato y acabaron grabando la parte como una banda vocal con Palenberg, Keith Richards, Brian Jones, Bill Wyman, Marianne Faithfull y Jimmy Miller.
La creación de Sympathy For The Devil queda notablemente plasmada en la película homónima de Jean-Luc Godard. La película documenta exquisitamente la evolución de la canción a medida que incorpora lentamente elementos de la danza brasileña. Se ve a Jagger y Richards dirigiendo el espectáculo con estilo y pasión mientras Brian Jones se sienta solo en una cabina acústica durante gran parte de la sesión.
Aftermath
Cuando Beggars Banquet salió a la venta el 6 de diciembre de 1968, el mundo estaba conmocionado. Con el asesinato de Bobby Kennedy exactamente seis meses antes, las letras de Jagger adquirieron un nuevo significado. Tanto los críticos como los fans empezaron a llamar a la banda «adoradores del diablo» o «mensajeros de Lucifer». Por supuesto, esto fue genial para la publicidad y pasó a calcificar la canción como uno de los temas inmortales de los Stones.
Sobre el diablo, sin embargo, quizás Keith Richards debería tener la última palabra:
«Cuando se escribió esa canción, era una época de agitación. Era el primer tipo de caos internacional desde la Segunda Guerra Mundial. Y la confusión no es la aliada de la paz y el amor. Uno quiere pensar que el mundo es perfecto. Todo el mundo se deja llevar por eso. Y como Estados Unidos ha descubierto para su desgracia, no puedes esconderte. Es mejor aceptar el hecho de que el mal está ahí y enfrentarse a él como sea. Sympathy for the Devil es una canción que dice: «No lo olvides. Si te enfrentas a él, se queda sin trabajo».