La mayoría de los residentes a tiempo completo eran personas mayores y jubiladas. En 1930 la ciudad contaba con unos 3.000 residentes, pero debido a la caída de la bolsa, el crecimiento se detuvo. Se produjeron cientos de ejecuciones hipotecarias y se calcula que se recuperaron 1.000 lotes por impago de impuestos.
La pesca en el muelle ya no se realizaba por recreo, sino por desesperación. Se decía que la gente pescaba para cenar. En 1940, la población se había duplicado con creces hasta superar los 7.000 habitantes. La Segunda Guerra Mundial trajo consigo la expansión de la industria aeronáutica y con ella un boom de la construcción y el aumento de los precios de los inmuebles. A mediados de la década de 1950 la población se había duplicado de nuevo.
El temor de que la ciudad volviera a sufrir dificultades económicas tras la Segunda Guerra Mundial no se materializó. Para entonces, los miles de nuevos residentes arrastrados por el boom económico se habían dado cuenta de que Hermosa no era sólo una ciudad turística, sino un gran lugar para vivir y criar a sus familias. A día de hoy, Hermosa Beach sigue siendo un lugar deseable y caro para vivir.