Para padres
Alrededor de 1 de cada 200 bebés nace con CMV congénito. Aproximadamente 1 de cada 5 de estos bebés tendrá defectos de nacimiento u otros problemas de salud a largo plazo.
Los bebés con CMV congénito pueden mostrar signos al nacer
Algunos de los signos de que un bebé podría tener una infección congénita por CMV al nacer son:
- Tamaño pequeño de la cabeza
- Convulsiones
- Sarpullido
- Problemas en el hígado, el bazo y los pulmones
- Pérdida de audición
- Discapacidad intelectual
- Pérdida de visión
- Convulsiones
- Falta de coordinación o debilidad
Las pruebas de saliva, orina o sangre del bebé realizadas en las dos o tres semanas posteriores al nacimiento pueden confirmar si el bebé tiene CMV congénito.
El tratamiento temprano puede ayudar
Los bebés que muestran signos de CMV congénito al nacer pueden ser tratados con medicamentos llamados antivirales. Los antivirales pueden disminuir la gravedad de los problemas de salud y la pérdida de audición, pero deben utilizarse con precaución debido a los efectos secundarios.
Pueden producirse problemas de salud a largo plazo
Los bebés con signos de CMV congénito al nacer son más propensos a tener problemas de salud a largo plazo, como:
Algunos bebés con CMV congénito pero sin signos de la enfermedad al nacer pueden seguir teniendo o desarrollando pérdida de audición. La pérdida de audición puede estar presente al nacer o desarrollarse más tarde en los bebés que han superado la prueba de audición al nacer. A veces, la pérdida de audición empeora con la edad.
Se recomiendan revisiones auditivas y terapias
Los niños con CMV congénito deben someterse a revisiones auditivas periódicas. Los niños con pérdida auditiva deben recibir servicios como terapia del habla o terapia ocupacional. Estos servicios ayudan a garantizar que desarrollen habilidades lingüísticas, sociales y de comunicación.
Cuanto antes pueda su hijo someterse a revisiones auditivas y terapias, más podrá beneficiarse de ellas.