Máxima calificación: 100% Maníacos Múltiples (1970)
Mal valorada: 0% Homer & Eddie (1989)
Cumpleaños: 22 de abril de 1946
Lugar de nacimiento: Baltimore, Maryland, Estados Unidos
Uno de los abuelos del cine de culto, John Waters fue más conocido por dirigir comedias independientes que rompían los límites, como «Pink Flamingos» (1972) y la original «Hairspray» (1988). Nacido en Baltimore, Maryland, en 1946, Waters siempre se sintió atraído por la extrañeza en la comedia, y se obsesionó tanto con las marionetas después de ver la película «Lili» (1953) que empezó a representar un violento espectáculo de marionetas al estilo de Punch and Judy en las fiestas de cumpleaños de otros niños. Su abuela le regaló una cámara de cine de 8 mm, y Waters realizó cortometrajes a lo largo de su adolescencia y principios de los 20, hasta que dirigió su primer largometraje, «Mondo Trasho» (1969), en 1969. La mayoría de los proyectos de Waters estaban protagonizados por su viejo amigo Glenn Milstead, más conocido por su nombre de travesti, Divine, y «Mondo Trasho» no fue una excepción. La siguiente película de Waters, «Pink Flamingos», le convirtió en una causa célebre en los oscuros rincones del cine indie, lo que le valió un seguimiento de culto para sus siguientes películas, «Female Trouble» (1974) y «Desperate Living» (1978), que apodaría su «Trilogía de la basura». Con su perfil elevado y su singular estética, Waters consiguió el respaldo para hacer películas más vistas en los años siguientes, empezando por «Polyester» (1981), protagonizada por la antigua estrella infantil Tab Hunter. El musical «Hairspray» (1988) fue un éxito indie aún mayor, y más tarde fue rehecho a una escala aún mayor como musical de Broadway y posterior remake cinematográfico protagonizado por John Travolta en el papel del difunto Divine. «Cry-Baby» (1990) dio a Waters la oportunidad de dirigir a un jovencísimo Johnny Depp, mientras que «Serial Mom» (1994) le hizo trabajar con la legendaria actriz Kathleen Turner. Cuando Waters dirigió la impactante comedia «A Dirty Shame» (2004), protagonizada por Tracey Ullman, estrellas consolidadas del momento como Selma Blair y Johnny Knoxville aprovecharon la oportunidad de trabajar con él. Al llegar a los 60 años, Waters redujo su producción cinematográfica y publicó varios libros, entre ellos «Carsick», un diario de su viaje en autocaravana a través de Estados Unidos, y se embarcó en una serie de giras de conferencias que mostraban su carácter cada vez más mimoso, casi de abuelo.