Publicado en 1949 como colofón de A Sand County Almanac, el ensayo «La ética de la tierra» de Aldo Leopold es un llamamiento a la responsabilidad moral con el mundo natural. En su esencia, la idea de una ética de la tierra es simplemente el cuidado: de las personas, de la tierra y del fortalecimiento de las relaciones entre ellos.
¿Qué es la ética?
Fundamentalmente basada en valores, la ética es un sentido moral del bien y del mal. La ética se demuestra en la forma en que las personas viven sus vidas: Cuando una persona se preocupa por alguien o por algo, sus acciones transmiten ese cuidado y respeto, e invitan a hacer lo mismo a cambio.
«Cuando vemos la tierra como una comunidad a la que pertenecemos, podemos empezar a usarla con amor y respeto»
¿Qué es la ética de la tierra?
La ética dirige a todos los miembros de una comunidad a tratarse con respeto para el beneficio mutuo de todos. Una ética de la tierra amplía la definición de «comunidad» para incluir no sólo a los seres humanos, sino también a todas las demás partes de la Tierra: los suelos, las aguas, las plantas y los animales, o lo que Leopold llamaba «la tierra».
En la visión de Leopold de una ética de la tierra, las relaciones entre las personas y la tierra están entrelazadas: el cuidado de las personas no puede separarse del cuidado de la tierra. Una ética de la tierra es un código de conducta moral que surge de estas relaciones de cuidado interconectadas.
Leopold no definió la ética de la tierra con una letanía de derechos y errores en A Sand County Almanac. Por el contrario, la presentó como un conjunto de valores que surgieron de forma natural a partir de su experiencia de toda una vida al aire libre. Leopold escribió que «sólo podemos ser éticos en relación con algo que podemos ver, entender, sentir, amar o en lo que podemos tener fe»
Creía que el contacto directo con el mundo natural era crucial para formar nuestra capacidad de extender nuestra ética más allá de nuestro propio interés. Esperaba que sus ensayos inspiraran a otros a embarcarse o continuar en un viaje similar de exploración al aire libre durante toda la vida, desarrollando una ética del cuidado que surgiera de su propia y estrecha conexión personal con la naturaleza.
Evolución en una comunidad pensante
Leopold reconoció que su sueño de una serie de valores ampliamente aceptados e implementados basados en el cuidado -de las personas, de la tierra y de todas las conexiones entre ellas- tendría que «evolucionar… en las mentes de una comunidad pensante»
Todos somos parte de la comunidad pensante que necesita dar forma a una ética de la tierra para el siglo XXI y más allá. Para ello, debemos entablar un diálogo reflexivo entre nosotros, invitando a una diversidad de perspectivas, experiencias y orígenes. Juntos, podemos formar una ética de la tierra que pueda ser transmitida a las generaciones futuras.
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