La honestidad te va a llevar a lugares en la vida que nunca podrías haber soñado y es lo más fácil que puedes practicar para ser feliz, exitoso y realizado. La honestidad es parte de la base de mis valores y principios fundamentales. La honestidad corta el engaño y se abre paso a través del engaño y la mentira. La honestidad conduce a una vida plena y libre.
La honestidad no consiste sólo en decir la verdad. Se trata de ser realista contigo mismo y con los demás sobre quién eres, qué quieres y qué necesitas para vivir tu vida más auténtica. La honestidad promueve la apertura, nos da poder y nos permite desarrollar la coherencia en la forma de presentar los hechos. La honestidad agudiza nuestra percepción y nos permite observar todo lo que nos rodea con claridad.
Como autora y coach ejecutiva, trabajo con líderes que necesitan centrarse en la honestidad, primero con ellos mismos, y en el trato con la gente.
Lo contrario a la honestidad es el engaño – o la mentira. Mentir es igual de malo tanto si engañas a los demás como a ti mismo. Cuando mientes, te engañas a ti mismo creyendo lo que dices. Empiezas a cavar una hipotética zanja, aunque sea con una cuchara de tamaño infantil, que irá creciendo con el tiempo. Te confundes a ti mismo, confundes a los demás, pierdes credibilidad y te pones en peligro.
El peor tipo de mentira que practicamos, para engañar, es cuando nos mentimos a nosotros mismos. Empezamos a trastear con nuestro concepto de la moral, del bien y del mal, así como de nuestros sueños y deseos. Las veces que mentí para hacer algo que sabía que estaba mal, pude sentirlo. Mi núcleo interno guerreaba y se rebelaba contra lo que me comprometía mentalmente a hacer porque contrastaba con lo que realmente soy.
Cuando miro hacia atrás, cada vez que mentí (que pueda recordar) estaba tratando de excusar o tergiversar mis propios defectos o de compensar algo. Intentaba perseguir un deseo pecaminoso que, en el mejor de los casos, sólo produciría un placer temporal. Las mentiras que contaba se debían a menudo a una falta de esfuerzo, de moral positiva o de pensamientos.
Otras veces, me estaba convenciendo de que no era lo suficientemente bueno o capaz de hacer algo en lo que mi corazón estaba realmente empeñado. Mentir o presumir que sabía algo que realmente no sabía era el camino fácil. Este pensamiento desalentador se manifestaba de maneras que no podía percibir en ese momento. Me hizo retroceder al retrasar la consecución de mis sueños. Me quitó la capacidad de arriesgarme a lo que mi corazón estaba dispuesto a hacer pero mi mente me lo impedía.
A pesar de su tentación, su facilidad y sus falsas promesas, al final la mentira no nos lleva a ninguna parte. Nos quedamos justo en nuestro camino o mucho peor, retrocedemos.
Mejor salud
La honestidad y la búsqueda de la verdad es siempre el camino a seguir. La honestidad engendra confianza, fe, potencia nuestra fuerza de voluntad y nos representa de la mejor manera para que los demás vean y sean testigos de nuestro ejemplo. La honestidad mejora nuestra vitalidad. En un experimento de honestidad realizado por dos profesores de la Universidad de Notre Dame, los resultados mostraron que decir la verdad es bueno para nuestra salud:
Decir la verdad cuando se tiene la tentación de mentir puede mejorar significativamente la salud mental y física de una persona, según un estudio de la «Ciencia de la Honestidad».
Los resultados anteriores se presentaron en la Convención Anual de la Asociación Americana de Psicología hace cuatro años.
El comportamiento respetable y admirado se lleva a cabo siempre con honestidad. Decir la verdad y respaldarla con acciones demuestra el respeto por lo que es correcto y la estima por la integridad ética y moral. La honestidad es uno de los componentes clave del carácter y uno de los rasgos más admirados de cualquier persona exitosa y responsable.
El éxito, para mí, no se cuantifica en términos de dólares, ventas o número de seguidores en Facebook. ¡Sobre todo esto último no! Valoro el éxito en términos de carácter, autoconciencia, honestidad, inteligencia emocional y trabajo duro. Cómo nos tratamos a nosotros mismos, a los demás y cómo utilizamos nuestros talentos para mejorar la vida de los demás.
Una persona emocionalmente inteligente es una persona de integridad y honestidad impecables; alguien que puede percibir y reconocer la calidad de la honestidad en otro. Las transacciones comerciales y las cotidianas de las relaciones humanas deben llevarse a cabo con un código de confianza y honestidad o, de lo contrario, todo se romperá.