Cuando se trata de romances legendarios, el noviazgo, la boda de cuento de hadas y el posterior matrimonio de John F. Kennedy y Jacqueline Lee Bouvier es una de las historias más contadas del siglo pasado. El espectacular vestido de novia de Jackie Kennedy, de tafetán de seda color marfil y escote retrato, sigue siendo uno de los estilos más imitados por las novias desde entonces.
Jacqueline Bouvier Kennedy con el vestido de novia diseñado por Ann Lowe, sentada junto a John F Kennedy en su boda el 12 de septiembre de 1953.
Menos conocida es la historia de su diseñadora, Ann Lowe, la pionera y talentosa modista afroamericana que atendió a gran parte de la alta sociedad neoyorquina durante los años 50, incluidos los Rockefeller, los Roosevelt y los du Pont.
Lowe confeccionaba con regularidad vestidos para el Baile Internacional de Debutantes, era una «snob horrible» confesa, y se dice que se sintió desolada cuando fue desairada por la futura primera dama de 24 años. Por no hablar de que la responsabilidad de confeccionar el vestido de novia de Jackie Kennedy tuvo su propia serie de circunstancias desafiantes, para empezar. «Me encanta mi ropa y soy muy exigente con quien la lleva. No me interesa coser para la sociedad de los cafés o los trepadores sociales», dijo Lowe a la revista Ebony en 1966.
Un retrato nupcial oficial de Jacqueline Lee Bouvier en 1953.
© Bachrach
Los problemas empezaron diez días antes de la ceremonia de Kennedy cuando una tubería reventó en el estudio de Lowe y destruyó el vestido de novia original más otros nueve de los 15 vestidos de las damas de honor. La creación del vestido principal había llevado dos meses y más de 50 metros de tafetán de seda. El equipo del diseñador trabajó incansablemente para ponerse al día y rehacer las intrincadas piezas, con una pérdida de 2.200 dólares, unos 21.000 dólares (o 16.000 libras) en dinero de hoy.
Según la autora Rosemary E. Reed Miller durante una entrevista con NPR en 2007, el famoso y dominante padre del novio, Joseph Kennedy, se involucró en cada detalle del día – y eso incluía el vestido. Como acababa de regresar de París, Jackie quería algo sencillo, elegante y francés. El diseño más ostentoso era, de hecho, la preferencia de su futuro suegro, que también se había encargado de invitar a una gran cantidad de prensa a cubrir la boda de sociedad de la temporada.
Los periodistas de la época desvelaron todos los detalles del día, salvo el diseñador del vestido. Según Miller, sólo Nina Hyde, de The Washington Post, compartió el nombre de Ann Lowe.
Debería haber sido un punto culminante en la carrera de una mujer que había trabajado contra viento y marea para llegar a ese punto. En lugar de ello, Lowe quedó fuera del momento.
Ann Lowe ajustando el corpiño de un vestido usado por Alice Baker, fotografiada en 1962.
© Bettmann
Creciendo en Alabama, la madre y la abuela de Lowe eran costureras de las élites ricas del estado. En 1914, cuando Lowe tenía sólo 16 años, asumió la responsabilidad de terminar cuatro vestidos de baile para la primera dama de Alabama, que habían quedado incompletos al morir su madre. A los 18 años, llegó a una escuela de moda de Nueva York, pero fue segregada de sus compañeros blancos. Destacó y se graduó pronto, antes de pasar 10 años trabajando en Florida y establecerse en Nueva York.
Parece que en 1964 -cuando Jackie Kennedy ya era una ex primera dama viuda- cualquier resentimiento de los 11 años anteriores se había suavizado. Lowe fue citado en el Saturday Evening Post para decir que la novia había sido «dulce», y la revista Ebony sugiere que fue cuando Kennedy se enteró de la experiencia original de Lowe.
Poco después, miles de dólares en deudas y problemas con el Servicio de Impuestos Internos fueron despejados para Lowe cuando un «amigo anónimo» pagó sus impuestos atrasados, reduciendo sus deudas a la mitad. Según The Washington Post, Lowe sospecha que el amigo ha sido Jackie.
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