El mes pasado, Katherine Wright fue galardonada con el premio Wellcome Trust de redacción científica en una ceremonia celebrada en las oficinas del Observer en Kings Place, Londres. Wright, que cursa un doctorado en biología estructural en la Universidad de Oxford, fue elegida ganadora de la categoría A «para científicos profesionales de nivel de postgrado y superior» entre más de 600 candidaturas por un jurado compuesto por la periodista de la BBC Maggie Philbin, la científica y locutora Helen Czerski y Carole Cadwalladr, del Observer. «Estoy encantada de haber ganado el premio de escritura científica», dice Wright. «Esta experiencia me ha inspirado para seguir escribiendo sobre ciencia en el futuro».
EL ARTÍCULO GANADOR: La venganza de las Américas, de Katherine Wright
En la década de 1490, una nueva y espantosa enfermedad estalló en Europa. Se desplazó con una velocidad aterradora. En los cinco años siguientes a los primeros casos registrados, entre el ejército mercenario contratado por Carlos VIII de Francia para conquistar Nápoles, se extendió por todo el continente y llegó hasta el norte de África. El primer síntoma era una lesión, o chancro, en la región genital. Después, la enfermedad progresaba lentamente hasta llegar a las fases posteriores, cada vez más atroces. Los infectados veían cómo sus cuerpos se desintegraban, con erupciones y desfiguraciones, mientras descendían gradualmente a la locura. Finalmente, deformados y dementes, morían.
Algunos la llamaban la enfermedad francesa. Para los franceses, era la enfermedad napolitana. Los rusos culpaban a los polacos. En 1530, un médico italiano escribió un poema épico sobre un joven pastor llamado Sífilis, que enfureció tanto a Apolo que el dios le infligió una enfermedad que lo desfiguró para destruir su buen aspecto. Fue este pastor ficticio (y no las rivalidades nacionales) quien donó el nombre que finalmente se impuso: la enfermedad, que asoló por primera vez el mundo en el siglo XVI y sigue afectando a incontables millones de personas en la actualidad, se conoce ahora como sífilis.
Como atestiguan sus múltiples nombres, los contemporáneos de la primera propagación de la sífilis no sabían de dónde había venido esta enfermedad. ¿Era realmente culpa de los franceses? ¿Fue un castigo de Dios a los pecadores terrestres?
Otra corriente de pensamiento, menos xenófoba y menos religiosa, no tardó en ganar adeptos. El histórico viaje de Colón al Nuevo Mundo fue en 1492. En 1494, los soldados italianos ya notaban furiosos chancros en sus genitales. ¿Y si Colón hubiera traído la enfermedad de vuelta a Europa como un polizón no deseado a bordo de la Pinta o la Niña?
Desde el año 1500, hemos descubierto mucho más sobre la sífilis. Sabemos que está causada por una bacteria en forma de espiral llamada Treponema pallidum, y sabemos que podemos destruir esta bacteria y curar la enfermedad usando antibióticos. (Afortunadamente, ya no «tratamos» la sífilis con el venenoso y potencialmente mortal mercurio, que se utilizó hasta bien entrado el siglo XIX.)
Sin embargo, los científicos, antropólogos e historiadores siguen sin ponerse de acuerdo sobre el origen de la sífilis. ¿Transportaron realmente Colón y sus marineros la bacteria desde el Nuevo Mundo? ¿O fue una mera coincidencia que los primeros casos se registraran poco después del regreso triunfal de los aventureros al Viejo Mundo? Tal vez la sífilis ya estaba presente en la población, pero los médicos acababan de empezar a distinguir entre la sífilis y otras enfermedades desfigurantes como la lepra; o tal vez la enfermedad aumentó repentinamente su virulencia a finales del siglo XV. La hipótesis «colombina» insiste en que Colón es el responsable, y la hipótesis «precolombina» en que no tuvo nada que ver.
Muchas de las pruebas para distinguir entre estas dos hipótesis provienen del registro esquelético. La sífilis en su fase tardía provoca cambios significativos e identificables en la estructura de los huesos, incluyendo crecimientos anormales. Para demostrar que la sífilis ya acechaba en Europa antes del regreso de Colón, los antropólogos tendrían que identificar esqueletos europeos con las lesiones sifilíticas características y fechar esos esqueletos con precisión en una época anterior a 1493.
Este ha resultado ser un ejercicio complicado en la práctica. Identificar a los antiguos enfermos de sífilis en el Nuevo Mundo es sencillo: los antiguos cementerios están repletos de cadáveres claramente sifilíticos, que se remontan a siglos antes de que naciera Colón. Sin embargo, en el Viejo Mundo sólo se ha desenterrado un puñado de candidatos a la sífilis precolombina.
¿Son estos cincuenta esqueletos la evidencia buscada de los sifilíticos precolombinos? Con una muestra tan pequeña, es difícil diagnosticar definitivamente estos esqueletos con sífilis. Hay un número limitado de formas de dañar los huesos, y varias enfermedades producen un patrón óseo similar al de la sífilis. Además, los métodos de datación utilizados pueden ser inexactos, desviándose cientos de años debido a una dieta rica en pescado, por ejemplo.
Un estudio publicado en 2011 ha comparado sistemáticamente estos esqueletos europeos, utilizando criterios rigurosos para el diagnóstico y la datación de los huesos. Ninguno de los esqueletos candidatos superó ambas pruebas. En todos los casos, la ambigüedad del registro óseo o de la datación impedía afirmar con certeza que el esqueleto era a la vez sifilítico y precolombino. En otras palabras, hay muy pocas pruebas que apoyen la hipótesis precolombina. Parece cada vez más probable que Colón y su tripulación fueran los responsables de transportar la sífilis del Nuevo Mundo al Viejo.
Por supuesto, el Treponema pallidum no fue el único pasajero microbiano que hizo autostop a través del Atlántico con Colón. Pero la mayor parte del tráfico iba en sentido contrario: la viruela, el sarampión y la peste bubónica fueron sólo algunas de las enfermedades del Viejo Mundo que se infiltraron en el Nuevo, diezmando rápidamente a miles de nativos americanos. La sífilis no era la enfermedad francesa, ni la polaca. Fue la enfermedad -y la venganza- de las Américas.
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