04 Dic La teoría del miasma
Hipócrates (460-377 a.C.) fue el primero que trató de encontrar una explicación científica a la enfermedad con la teoría de los cuatro humores (bilis amarilla, bilis negra, flema y sangre) en el cuerpo, que están en equilibrio en los seres sanos pero desequilibrados en una persona enferma si hay un exceso de uno de los humores. Galeno (129-216 d.C.) amplió la teoría humoral examinando los cuerpos de personas que habían sufrido una muerte violenta para determinar si se ajustaban a la teoría. La teoría del miasma del contagio, especialmente en el cólera, las plagas y la malaria, se basa en la teoría humoral de Hipócrates y Galeno. Durante más de 15 siglos fue una creencia común que contraer una de estas enfermedades, entre otras, era el resultado de un desequilibrio de los humores debido a los vapores venenosos (miasma) procedentes de la materia orgánica en descomposición (residuos, estiércol, cadáveres, etc.). Había que purificar el aire para curarse, por lo que se generalizó la práctica de quemar flores y ungüentos aromáticos para purificar el aire. La teoría del miasma gozó de un amplio consenso tanto en la época romana como en la Edad Media, y también entre muchos médicos hasta la primera mitad del siglo XIX. La teoría del miasma proporcionaba una explicación plausible al deterioro de la higiene en las ciudades y a los olores fétidos que emanaban de los desagües durante el brote de cólera en aquella época, especialmente porque había menos brotes de cólera en zonas donde el aire no era fétido por los vapores de los desagües. Sin embargo, la comunidad médica estaba equivocada, ya que no eran los vapores tóxicos los que propagaban el cólera, sino el agua contaminada con bacterias del cólera y la falta de higiene. La teoría del miasma también se impuso en Italia, donde el descubrimiento del bacilo del cólera por parte de Filippo Pacini fue ampliamente ignorado debido a la firme creencia en él. En Italia, la teoría del miasma también se asoció a la malaria, que toma su nombre de la «mala aria», que significa aire viciado en italiano, de los pantanos donde viven los mosquitos y que son en realidad los vectores de los parásitos Plasmodium que causan la malaria.