La fracturación hidráulica, o «fracking», está revolucionando la extracción de petróleo y gas en todo el país. Sin embargo, sin una normativa de seguridad rigurosa, puede envenenar las aguas subterráneas, contaminar las aguas superficiales, deteriorar los paisajes silvestres y amenazar la vida silvestre.
La fracturación hidráulica se lleva a cabo perforando a gran profundidad en la tierra y, a continuación, utilizando pequeñas explosiones y una mezcla de agua, arena y productos químicos para romper las formaciones de roca de esquisto que contienen gas natural y petróleo.
¿Por qué la fracturación hidráulica es peligrosa para el medio ambiente y las personas?
Desgraciadamente, este proceso puede salir mal, y si los pozos de petróleo o gas no están construidos con la suficiente solidez, pueden tener fugas y contaminar las aguas subterráneas. El agua «flowback» puede contaminar los arroyos y los suministros de agua. La fiebre por la fracturación hidráulica no ha seguido el ritmo de importantes salvaguardias medioambientales. Por ejemplo, los fluidos tóxicos de la fracturación, que incluyen sustancias químicas cancerígenas conocidas como el benceno y el tolueno, están exentos de la regulación federal en virtud de la Ley de Agua Potable. Y el gobierno federal no exige que las empresas revelen lo que contiene el fluido de fracturación, dejando que millones de galones de fluido tóxico entren en el suelo en cada sitio de perforación sin que nadie, excepto las empresas de perforación, sepa lo que contiene.
Cómo la fracturación daña las tierras silvestres
Las operaciones de fracturación hidráulica ya están industrializando los paisajes silvestres y rurales, y poniendo en riesgo las economías agrícolas y recreativas. Si no se adoptan medidas rigurosas, el fracking podría envenenar el agua y arruinar los paisajes. El fracking también utiliza mucha agua. Todos y cada uno de los pozos requieren millones de galones de agua – En lugares áridos como el Oeste, esto podría significar menos agua para los peces y la vida silvestre.