Legado
El alto rango de Hawthorne entre los escritores de ficción estadounidenses es el resultado de al menos tres consideraciones. En primer lugar, fue un hábil artesano con un impresionante sentido aritectónico de la forma. La estructura de La letra escarlata, por ejemplo, está tan bien integrada que ningún capítulo, ni siquiera ningún párrafo, podría omitirse sin violentar el conjunto. Los cuatro personajes del libro están inextricablemente unidos en la enmarañada red de una situación vital que parece no tener solución, y la apretada trama tiene una unidad de acción que asciende lenta pero inexorablemente hasta la escena culminante de la confesión pública de Dimmesdale. La misma construcción ajustada se encuentra también en otros escritos de Hawthorne, especialmente en las piezas más cortas, o «cuentos». Hawthorne fue también el maestro de un estilo literario clásico que destaca por su franqueza, su claridad, su firmeza y su seguridad idiomática.
Una segunda razón de la grandeza de Hawthorne es su perspicacia moral. Heredó la tradición puritana de seriedad moral, y se preocupó profundamente por los conceptos de pecado original y culpa y por las exigencias de la ley y la conciencia. Hawthorne rechazó lo que consideraba el transparente optimismo de los trascendentalistas sobre las potencialidades de la naturaleza humana. En su lugar, miró con más profundidad y quizás con más honestidad la vida, encontrando en ella mucho sufrimiento y conflicto, pero también el poder redentor del amor. En sus obras no hay evasión romántica, sino un escrutinio firme y decidido de los hechos psicológicos y morales de la condición humana.
Una tercera razón de la eminencia de Hawthorne es su dominio de la alegoría y el simbolismo. Las acciones y dilemas de sus personajes de ficción expresan de forma bastante evidente generalizaciones más amplias sobre los problemas de la existencia humana. Pero con Hawthorne esto no conduce a figuras de cartón poco convincentes con etiquetas explicativas adjuntas, sino a una sombría y concentrada implicación emocional con sus personajes que tiene el poder, la gravedad y la inevitabilidad de la verdadera tragedia. Su uso del simbolismo en La letra escarlata es especialmente eficaz, y la propia letra escarlata adquiere un significado y una aplicación más amplios que los de su carácter literal como trozo de tela.
La obra de Hawthorne inició la tradición más duradera de la ficción estadounidense, la del romance simbólico que asume la universalidad de la culpa y explora las complejidades y ambigüedades de las decisiones del hombre. Sus mejores relatos cortos y La letra escarlata están marcados por una profundidad de visión psicológica y moral rara vez igualada por ningún escritor estadounidense.
Los editores de la Enciclopedia Británica