Sin carne que se interponga, esta lasaña no se anda con chiquitas. Aquí tienes nuestros mejores consejos para que te salga siempre perfecta.
1. Utiliza mozzarella de baja humedad.
La mozzarella fresca está muy bien, pero es demasiado acuosa para la lasaña. Aunque generalmente preferimos el queso recién rallado, el tipo rallado preenvasado es el mejor en este caso. Tiene la menor cantidad de humedad y dará los resultados más estirados. ¡CHEESEPULL! 🙌
2. Apuesta por la ricotta de leche entera.
Dado que la ricotta es una parte tan integral de la lasaña, querrás usar el mejor material posible. Grasa = sabor, y la ricotta de leche entera es mucho más cremosa que la variedad baja en grasa.
3. ¡No te saltes el huevo!
¿Te has preguntado alguna vez por qué hay que añadir un huevo a la mezcla de ricotta de una lasaña? La respuesta: ¡para ayudar a ligar! Un huevo ayudará a que los quesos estén firmes (y no se separen), por lo que obtendrás las mejores capas posibles.
4. La marinara en tarro es BUENA.
Usa algo que sepa delicioso mezclado con espaguetis normales. (¡Nuestra favorita es la de Rao!) Empezar con salsa comprada en la tienda acelerará el proceso, haciendo que este plato sea totalmente posible en una noche de semana. Si quieres hacer tu propia salsa, más poder para ti. Esta salsa de tomate funcionaría muy bien aquí.
5. Opta por fideos de lasaña sin hervir.
Hervir los fideos de la lasaña puede ser extremadamente molesto. Los fideos siempre parecen rasgarse cuando los sacas, además se rizan mientras preparas todo lo demás. Los fideos planos para lasaña sin hervir facilitan el proceso de montaje.
6. Sube el fuego durante los últimos 15 minutos.
Cubrir la lasaña y hornearla a 350º es clave para que la pasta se cocine de manera uniforme. Pero durante los últimos 15 minutos, vas a querer subir la temperatura y quitar el papel de aluminio. La capa superior de queso se derretirá perfectamente y los bordes quedarán bien crujientes.