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Mejor comportamiento: 10 técnicas de disciplina para niños pequeños que debes probar

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Los niños pequeños son exploradores curiosos que saben cómo presionar los límites y tus botones. Desde hacer desorden y negarse a compartir hasta la temida rabieta, probablemente sientas que la única palabra en tu vocabulario estos días es «no».

Ten la seguridad de que, aunque es frustrante disciplinar a los niños pequeños, esta es una etapa normal del desarrollo. Tenga en cuenta que disciplinar a un niño pequeño no debe ser un castigo, sino enseñar los límites y la socialización para que su hijo entienda el comportamiento aceptable.

Las estrategias que se presentan a continuación le ayudarán a evitar el mal comportamiento, a suavizar las situaciones difíciles y a disciplinar a los niños pequeños cuando sea apropiado. Sean cuales sean las técnicas de disciplina que elijas utilizar, recuerda que la coherencia es importante. Asegúrese de que está en la misma página con su pareja, así como con las niñeras o cuidadores que también puedan necesitar corregir el comportamiento de su hijo pequeño.

Las palmadas no están bien.

Los azotes se han convertido en algo muy controvertido en los últimos años y la mayoría de los expertos en crianza coinciden en que es contraproducente disciplinar a los niños pequeños de esta manera. Los estudios han demostrado que los azotes pueden conducir a la ansiedad infantil y pueden mostrar al niño que está bien pegar. Pruebe estas técnicas de disciplina para niños pequeños cuando su hijo se porte mal.

Estrategia 1: Crear rutinas, estructura y lugares seguros para explorar.

Crear un entorno que promueva el buen comportamiento le ayudará a evitar tener que disciplinar a su hijo pequeño en primer lugar. Empieza por poner tu casa a prueba de niños para que tu hijo pueda explorar y jugar con seguridad sin encontrarse fácilmente con problemas. Guarde bajo llave los objetos a los que no quiere que acceda o coloque los objetos en estanterías a las que no pueda acceder.

Recuerde que los niños pequeños prosperan con las rutinas y la estructura porque les ayuda a entender qué esperar y qué se espera de ellos. Asegurarse de que el horario de su hijo incluya suficientes siestas y una hora de acostarse temprana también es clave. Los niños pequeños privados de sueño son más propensos a estar de mal humor y a tener rabietas por incidentes aparentemente menores, así que si espera mejorar el comportamiento de su hijo, una hora de acostarse más temprana podría ser un buen punto de partida.

Por supuesto, nada de esto significa que no vaya a tener una crisis matutina ocasional cuando su hijo pequeño no quiera ponerse los zapatos, pero cuanta más estructura tenga un niño pequeño, menos probable será que le pille desprevenido el mal comportamiento.

Estrategia 2: Observe y fomente el buen comportamiento.

Es fácil centrarse en lo que su hijo está haciendo mal -por el bien de su seguridad- pero a menudo, los niños pequeños utilizan el mal comportamiento para llamar su atención. Intente fijarse en lo que su hijo hace bien y fomente el buen comportamiento con un refuerzo positivo. Utiliza palabras como «orgulloso» y «aprecio». Dígale a su hijo pequeño: «Aprecio cuando limpias tus juguetes» o «Estoy muy orgulloso de ti por compartir tus lápices de colores.

Estrategia 3: Convierta lo negativo en positivo.

La curiosidad natural de su hijo pequeño, combinada con su tendencia a la terquedad, probablemente le haga sentir que le está diciendo constantemente «no». Y te habrás dado cuenta de que el «no» parece tener poco sentido. Aunque hay momentos en los que un «¡No!» apasionado es apropiado -como cuando un niño pequeño está en peligro inminente (piense en salir hacia una calle concurrida o en alcanzar una estufa caliente)-, permitir que se convierta en la palabra por defecto cuando un niño pequeño se está portando mal sólo ayuda a que la palabra pierda su significado. En su lugar, dígale a un niño pequeño lo que tiene que hacer. Explíquele al niño que se resiste a dejar que otros jueguen con sus juguetes que «compartimos con nuestros amigos», en lugar de reprenderle con un severo «No» cuando le quita una pelota a su compañero de juego.

Estrategia 4: Distraer y redirigir.

Los niños pequeños, especialmente los menores de 2 años, son a menudo demasiado jóvenes para entender por qué se les disciplina. En lugar de un tiempo fuera, una mejor estrategia es distraerlos y redirigirlos. Esto funciona bien cuando los niños pequeños intentan meterse en algo que no deben. Simplemente, ponles otro juguete o actividad que desvíe su atención y los mantenga contentos.

Estrategia 5: Modelar un mejor comportamiento.

Los niños no siempre saben que lo que están haciendo está mal. En lugar de disciplinarlos, es usted quien debe mostrarles la forma correcta de interactuar con el mundo que les rodea. Por ejemplo, cuando los niños pequeños entran en contacto con animales domésticos, su entusiasmo suele ser el mejor. Ayúdales a entender que deben ser delicados con los animales y enséñales a interactuar de forma segura con sus amigos peludos.

Estrategia 6: Hacer un tiempo muerto.

El tiempo muerto, de eficacia probada (aunque no exenta de polémica), es un método de disciplina al que recurren los niños pequeños y los preescolares. ¿No está seguro de cuánto tiempo puede estar su hijo en el tiempo muerto? Una buena regla general es que el límite de tiempo debe corresponder a la edad del niño, por lo que un niño de 2 años tendría un tiempo muerto de dos minutos. Los expertos advierten que los padres deben utilizar el tiempo fuera con moderación y no deben asociar la habitación del niño con un castigo. Hay que designar una silla o un lugar para los tiempos muertos que no haga que el niño se sienta aislado. ¿No consigue que su hijo se siente en un tiempo muerto? Es posible que no tenga la edad suficiente para entender el concepto. En su lugar, pruebe con un tiempo de espera: un par de minutos en los que ambos se tranquilizan juntos.

Estrategia 7: Introducir consecuencias.

Para los niños mayores y los preescolares, quitarles los privilegios puede ser un poderoso motivador para el buen comportamiento. Puede parecer duro, pero sentará las bases para entender que hay consecuencias por portarse mal. Considera la posibilidad de quitarle una golosina o el tiempo de pantalla si tu hijo se niega a sentarse a la mesa o a prepararse para ir al colegio, pero no hagas amenazas vacías. Si vas a quitarle algo, está bien que le adviertas a tu hijo antes de hacerlo, pero debes cumplirlo si su comportamiento no mejora.

Estrategia 8: Ignorar el mal comportamiento cuando sea apropiado.

A veces la mejor manera de desalentar el mal comportamiento es ignorarlo. Cuando un niño está utilizando su comportamiento para llamar su atención y funciona, el comportamiento se refuerza – incluso si es una atención negativa. A veces, ignorar el comportamiento es más eficaz. Tienes que decidir qué puedes ignorar. Si tu hijo no está haciendo daño a nadie más o está en peligro, las ofensas menores pueden pasarse por alto dependiendo de las circunstancias.

Estrategia 9: Corregir los errores juntos.

Aprender a corregir un error es una parte importante de la disciplina infantil, pero puede que tu hijo pequeño no sepa hacerlo por sí mismo. Después de tomarte el tiempo de explicarle por qué sus acciones no fueron aceptables, tómalo de la mano y muéstrale cómo solucionarlo.

Estrategia 10: Mantén la calma y el control.

¿Has notado que cuando te frustras y te molestas, tu hijo pequeño también se molesta? Puede ser difícil mantener la calma cuando tu pequeño se derrite en la sección de congelados, pero respira hondo. Es normal, y todos los padres han tenido que enfrentarse a rabietas y a un comportamiento no muy bueno de sus hijos. Mantener la calma puede ayudar a calmar la situación más rápidamente o, al menos, a mantener la cordura a la hora de determinar la mejor manera de disciplinar a su hijo.

Tenga en cuenta que los niños pequeños cambian rápidamente: las técnicas de disciplina que funcionan con un niño de 3 años pueden no ser apropiadas para un niño de 1 año y viceversa. Si algo no funciona con tu pequeño, inténtalo de nuevo dentro de unos meses. Puede que veas un gran cambio. Y no tengas miedo de combinar técnicas de disciplina: un tiempo fuera más corregir el mal juntos o modelar un mejor comportamiento más redirigir puede ayudarte a entender qué estrategias resuenan más con tu hijo.

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