Nacimiento del cristianismo
Las primeras comunidades cristianas nacieron en Palestina tras la muerte de Jesucristo entre los judíos que
lo reconocieron como el Mesías. El cristianismo se extendió progresivamente por todo el Imperio Romano, y luego más allá.
Basado en el mensaje de un hombre entregado por los Evangelios, en ritos, como el bautismo, la misa, la comunión, y en credos, el cristianismo experimentó crisis doctrinales que lo dividieron profundamente.
Divisiones del cristianismo
Los credos del cristianismo son materia de debates doctrinales: los concilios ecuménicos se celebran con el fin de resolver las disputas, y de dar definiciones más precisas de los dogmas al tiempo que se condenan las herejías.
Incluso cuando compartían las mismas creencias, los cristianos tenían diferentes observancias religiosas según su lengua, su país y sus tradiciones.
De las divisiones se desarrollaron tres grandes ramas del cristianismo: Ortodoxa, Católica y Protestante. En 1504 el cisma Este-Oeste separó a los ortodoxos de los católicos; en 1517 la Reforma dio origen al protestantismo.
Pero en realidad hubo muchas más divisiones, como muestra claramente el diagrama de denominaciones cristianas. Con el tiempo, algunas Iglesias se separaron, mientras que otras se fusionaron: las Iglesias católicas orientales -a menudo llamadas «uniatas»- se unieron a la Iglesia católica en varias ocasiones; los valdenses y las tendencias husitas se unieron a la Reforma protestante a principios del siglo XVI…
La diversidad cristiana, que aún prevalece hoy en día, es especialmente obvia en Oriente Medio, donde los Patriarcados son numerosos, con muchos fieles que huyeron de sus países de origen y ahora están repartidos por todo el mundo.