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¿Por qué es tan grande? La redacción de este famoso pasaje es tan buena que George Orwell escribió una parodia del mismo destinada a ridiculizar la hinchada redacción de su época:

«La consideración objetiva de los fenómenos contemporáneos obliga a concluir que el éxito o el fracaso en las actividades competitivas no muestra ninguna tendencia a ser proporcional a la capacidad innata, sino que hay que tener en cuenta invariablemente un elemento considerable de lo imprevisible.»

La parodia de Orwell se basa en una lectura radiográfica de lo que hace que el original sea tan bueno. De las 49 palabras del original bíblico, 41 son de una sílaba, incluyendo robustas palabras anglosajonas como sun, race, swift, strong, bread, wise, skill y time. En una secuencia temprana, 12 palabras consecutivas tienen un solo tiempo.

Eso podría crear un tedioso ritmo de staccato si no fuera por la inclusión de patrones paralelos: carrera a lo rápido, batalla a lo fuerte, pan a lo sabio y así sucesivamente.

La frase comienza con sujeto y verbos: Volví… y vi. Pero el verdadero cerrojo golpea al final, cuando el sentido de la frase se traslada del poder del ser humano a las cosas que no puede controlar. El tiempo y el azar.

¿Qué demonios bebían en la Inglaterra isabelina y jacobina? Me encantaría tomar un sorbo de ese brebaje para escritores.

(Nota del editor: Esto es un extracto del libro de Roy Peter Clark, «El arte de leer con rayos X: Cómo los secretos de 25 grandes obras literarias mejorarán tu escritura»)

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