Objetivo: Revisar la terapia hormonal posmenopáusica para las mujeres que se han sometido a una histerectomía con o sin ooforectomía bilateral y hacer recomendaciones clínicas con respecto a los cambios en los regímenes en comparación con los de las mujeres con el útero en su lugar.
Diseño: Se realizó una revisión de la literatura, incluyendo una revisión de las directrices actuales.
Resultados: Cuando el útero está ausente, el tratamiento con estrógenos es todo lo que se necesita cuando los sofocos y/o los síntomas genitales atróficos se asocian con la menopausia quirúrgica o natural. Las razones para añadir un progestágeno a un régimen de terapia de sólo estrógenos después de la histerectomía incluyen la necesidad de reducir el riesgo de afecciones dependientes de estrógenos sin oposición, entre las que destacan la endometriosis o la neoplasia endometrial. Múltiples líneas de evidencia sugieren que los regímenes que contienen estrógenos y progestágenos frente a los estrógenos solos se asocian con un mayor riesgo relativo de cáncer de mama sin una mejora adicional en el alivio de los sofocos o los síntomas vaginales. Cuando se realiza una ooforectomía bilateral antes de la menopausia natural, la aparición de los síntomas de la menopausia, principalmente los síntomas vasomotores, la atrofia del tracto genital y/o la disminución de la función sexual, es rápida y los síntomas son más graves. Así, se acelera la necesidad de tomar una decisión sobre el uso de la terapia hormonal.
Conclusiones: La decisión de utilizar o no la terapia hormonal para la menopausia en las mujeres sin útero debe implicar un análisis individualizado de riesgos y beneficios al igual que cuando el útero está presente. Después de la histerectomía, para la mayoría de las pacientes, los resultados de la literatura actual favorecen no incluir un progestágeno. Los datos sugieren una atenuación del beneficio cardiovascular potencial de la terapia con estrógenos en esta situación, aunque no una mejor protección contra las fracturas óseas y un aumento del riesgo de cáncer de mama cuando se utilizan tanto estrógenos como progestágenos.