Al editor,
El dolor crónico suele definirse como cualquier dolor persistente o intermitente que dura más de 3 meses.1 Cuando se utiliza esta definición, más del 40% de la población general afirma tener dolor crónico, principalmente debido a la artritis o a otro trastorno musculoesquelético.2 Basándonos en nuestras observaciones clínicas, dentro de la población con dolor crónico, hay un subgrupo que tiene un síndrome o enfermedad de dolor intratable. Todos ellos tienen afecciones incurables y extremadamente dolorosas, como demuestra el fracaso de diversas intervenciones para controlar su dolor, como la cirugía, los bloqueos nerviosos, la rehabilitación física y los opioides débiles. Los pacientes describen su dolor como constante, debilitante y lo suficientemente potente como para interferir con el sueño y la función sexual. Muchos informan de pensamientos suicidas con el único propósito de detener el dolor, ataques de llanto incesantes, fatiga, depresión, aislamiento social, restricción de la movilidad y numerosos días en cama o en el sofá.
California, Oregón y Washington han aprobado leyes de «dolor intratable», principalmente para permitir a los médicos prescribir legalmente opioides a los pacientes con dolor necesitados
La evaluación objetiva de estos pacientes revela invariablemente una presión arterial y una frecuencia de pulso intermitentemente elevadas y concentraciones anormales de cortisol sérico y otras hormonas suprarrenales, lo que indica la presencia de un estado de estrés grave y prolongado.3 Otros también han postulado recientemente que el dolor crónico grave puede producir un estado de estrés prolongado y destructivo caracterizado por la desregulación neuroendocrina, la fatiga, la disforia, la mialgia y el deterioro del rendimiento mental y físico.4
Sugerimos que esta constelación de anomalías se denomine «enfermedad del dolor intratable». Alrededor de una docena de estados, incluidos California, Oregón y Washington, han aprobado leyes sobre el «dolor intratable», principalmente para permitir a los médicos prescribir legalmente opioides a los pacientes con dolor necesitados. Aunque la definición legal y legislativa de «intratable» en las distintas leyes estatales puede ser vaga, la intención legislativa de todas estas leyes es claramente identificar el subgrupo de pacientes con dolor crónico que requieren opioides. Por lo tanto, parece prudente y práctico adoptar el término intratable para aquellos pacientes con dolor crónico severo que demuestran la respuesta de estrés severa y prolongada descrita anteriormente. Aunque podría adoptarse algún otro nombre para este trágico grupo de pacientes afligidos, está claro que un síndrome de dolor intratable debe reconocerse, tratarse e investigarse de forma independiente como una enfermedad separada que difiere del simple dolor crónico cuyos síntomas pueden ser simplemente menores, leves, intermitentes o persistentes durante más de 3 meses.