Las respuestas celulares a docenas de citoquinas y factores de crecimiento están mediadas por la vía de señalización Janus quinasa/transductores de señales y activadores de la transcripción (JAK/STAT), conservada evolutivamente (Fig. 1). Estas respuestas incluyen la proliferación, la diferenciación, la migración, la apoptosis y la supervivencia celular, dependiendo de la señal, el tejido y el contexto celular. La señalización JAK/STAT es esencial para numerosos procesos de desarrollo y homeostáticos, incluyendo la hematopoyesis, el desarrollo de las células inmunitarias, el mantenimiento de las células madre, el crecimiento del organismo y el desarrollo de las glándulas mamarias (Ghoreschi et al. 2009).
Las JAKs fueron identificadas a través de comparaciones de secuencias como una clase única de tirosina quinasas que contienen tanto un dominio catalítico como un segundo dominio tipo quinasa que cumple una función autorreguladora, de ahí el homenaje al dios romano de dos caras. Se vincularon funcionalmente a las STAT y a la señalización del interferón en potentes pantallas genéticas de células somáticas (Darnell et al. 1994; Schindler y Plumlee 2008). La cascada JAK/STAT es una de las más sencillas de las vías de señalización conservadas en los metazoos. La unión del ligando extracelular conduce a la activación de la vía a través de cambios en los receptores que permiten que las JAK intracelulares asociadas a ellos se fosforilen entre sí. Las JAK trans-fosforiladas fosforilan entonces a los sustratos posteriores, incluyendo tanto al receptor como a las STAT. Las STAT activadas entran en el núcleo y se unen como dímeros o como oligómeros más complejos a secuencias potenciadoras específicas de los genes diana, regulando así su transcripción (Fig. 2).
Las mutaciones de JAK en humanos causan numerosas enfermedades, incluyendo la inmunodeficiencia combinada grave, el síndrome de hiperIgE, ciertas leucemias, la policitemia vera y otros trastornos mieloproliferativos (Jatiani et al. 2010). Debido a su papel causal en estas enfermedades y a su importancia central en la respuesta inmunitaria, las JAK se han convertido en objetivos atractivos para el desarrollo de terapias para una variedad de trastornos hematopoyéticos y del sistema inmunitario (Pesu et al. 2008; Haan et al. 2010). Debido a la pleiotropía de la vía JAK/STAT, se están buscando agentes que perturben selectivamente a miembros específicos de la familia.