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Poliangeítis microscópica (MPA)

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Manejo y tratamiento

¿Cómo se trata la poliangeítis microscópica (MPA)?

Los medicamentos que suprimen el sistema inmunitario constituyen la base del tratamiento de la MPA. Hay una variedad de medicamentos inmunosupresores que se utilizan en la MPA, cada uno de los cuales tiene efectos secundarios individuales.

Las personas con MPA que tienen una afectación del sistema de órganos críticos suelen ser tratadas con corticosteroides combinados con otro medicamento inmunosupresor como la ciclofosfamida (Cytoxan ®) o el rituximab (Rituxan®). En los pacientes que tienen una AMP menos grave, se pueden utilizar primero los corticosteroides y el metotrexato.

El objetivo del tratamiento es detener todas las lesiones que se producen como consecuencia de la AMP. Si la actividad de la enfermedad puede ser completamente «apagada», esto se llama «remisión». Una vez que es evidente que la enfermedad está mejorando, los médicos reducen lentamente la dosis de corticosteroides y, finalmente, esperan suspenderla por completo.

Cuando se utiliza la ciclofosfamida, sólo se administra hasta el momento de la remisión (normalmente entre tres y seis meses), después de lo cual se cambia a otro agente inmunosupresor, como el metotrexato, la azatioprina (Imuran®) o el micofenolato mofetilo (Cellcept®) para mantener la remisión.

El tiempo de tratamiento de la medicación inmunosupresora de mantenimiento puede ser diferente entre los individuos. En la mayoría de los casos, se administra durante un mínimo de uno o dos años antes de considerar la posibilidad de reducir lentamente la dosis hasta su interrupción.

Todos estos medicamentos se utilizan también para tratar otras afecciones médicas. La azatioprina y el micofenolato mofetilo se utilizan para prevenir el rechazo de los trasplantes de órganos. El metotrexato se utiliza para tratar la artritis reumatoide y la psoriasis. Tanto la ciclofosfamida como el metotrexato se administran en dosis elevadas como tratamiento de ciertos tipos de cáncer, y a veces se denominan quimioterapia. En el tratamiento del cáncer, estos medicamentos actúan matando o ralentizando el crecimiento de las células cancerosas que se multiplican rápidamente.

Sin embargo, en la vasculitis estos medicamentos se administran a dosis que son de 10 a 100 veces menores que las utilizadas para tratar el cáncer. Su función principal es influir en el comportamiento del sistema inmunitario de forma que se produzca una inmunosupresión. El rituximab pertenece a una clase de medicamentos llamados agentes biológicos que se dirigen a un elemento específico del sistema inmunitario. En estudios recientes se ha comprobado que rituximab es tan eficaz como la ciclofosfamida para el tratamiento de la MPA activa grave.

Debido a que estos medicamentos suprimen el sistema inmunitario, existe un mayor riesgo de desarrollar infecciones graves. Cada fármaco inmunosupresor tiene también su propio conjunto de posibles efectos secundarios. La monitorización de los efectos secundarios de todos estos fármacos es fundamental para prevenir o minimizar su aparición.

Además, una tolerancia inicial al tratamiento no es garantía de que la tolerancia se mantenga en el tiempo. Esto hace que la supervisión continua sea esencial y, en algunos casos, la supervisión de los efectos secundarios a largo plazo puede ser importante incluso después de suspender el fármaco.

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