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La mayoría de las veces respiras y exhalas sin pensar en ello. Pero si alguna vez te has quedado sin aliento, sabes que la respiración puede verse interrumpida. Recibir un golpe en el vientre o caer con fuerza sobre la espalda puede hacer que sientas que no puedes respirar con normalidad durante un rato.
Se llama quedarse sin aire, pero resulta que el problema no es el aire (o el viento). Es tu diafragma. El diafragma es un músculo en forma de cúpula situado bajo los pulmones. Cuando inhalas, el diafragma tira hacia abajo para ayudar a introducir el aire en los pulmones. Al exhalar, el diafragma empuja hacia arriba para ayudar a expulsar el aire de los pulmones.
Un golpe en el estómago o en la espalda puede provocar un espasmo en el diafragma. Eso significa que este músculo se contrae -o se pone tenso- en lugar de hacer lo que suele hacer para ayudarte a respirar. Si te ocurre esto, respira profundamente. Deberías sentirte mejor en unos minutos. Si no es así, es una buena idea que te revise un médico.