Un testamento vital, a pesar de su nombre, no se parece en nada a los testamentos que la gente utiliza para dejar sus propiedades al morir. Un testamento vital, también llamado directiva a los médicos o directiva anticipada, es un documento que permite a las personas expresar sus deseos de atención médica al final de la vida, en caso de que no puedan comunicar sus decisiones. No tiene poder después de la muerte.
Si está ayudando a alguien con su planificación patrimonial (o haciendo la suya propia), no pase por alto un testamento vital. Puede dar una orientación inestimable a los miembros de la familia y a los profesionales sanitarios si una persona no puede expresar sus deseos. Sin un documento que exprese esos deseos, los familiares y los médicos tienen que adivinar lo que una persona gravemente enferma preferiría en términos de tratamiento. Pueden acabar en dolorosas disputas, que en ocasiones llegan a los tribunales.
Cómo redactar un testamento vital
Los requisitos para un testamento vital varían según el estado, por lo que muchas personas contratan a un abogado para que prepare su testamento vital. La mayoría de la gente puede crear este sencillo documento -junto con los demás documentos típicos de planificación patrimonial- sin los elevados honorarios legales utilizando una aplicación informática de calidad que tenga en cuenta las leyes de su estado. Si necesita redactar o actualizar un testamento o un fideicomiso, puede ocuparse de su testamento vital al mismo tiempo.
¿Cómo funcionan los testamentos vitales?
Muchos estados tienen formularios para las directivas anticipadas, que permiten a los residentes exponer sus deseos con tanto o tan poco detalle como deseen. Por ejemplo, es habitual indicar que se administren siempre «cuidados paliativos», es decir, cuidados para disminuir el dolor y el sufrimiento, pero que no se utilicen ciertas «medidas extraordinarias», como la reanimación cardiopulmonar (RCP), en determinadas circunstancias.
Para ser válido, un testamento vital debe cumplir los requisitos estatales relativos a la certificación notarial o los testigos. Un testamento vital puede revocarse en cualquier momento.
El documento puede entrar en vigor tan pronto como se firme, o sólo cuando se determine que la persona ya no puede comunicar sus deseos sobre el tratamiento. Incluso si entra en vigor inmediatamente, los médicos se basarán en la comunicación personal, y no en un documento, durante todo el tiempo posible.
Poderes para la atención sanitaria frente a testamento vital
Los testamentos vitales se utilizan a menudo con un documento llamado poder notarial duradero (DPOA) para la atención sanitaria. En algunos estados, de hecho, los dos documentos se combinan en uno solo. Un DPOA nombra a alguien para que cumpla los deseos sobre el tratamiento al final de la vida que están escritos en un testamento vital o directiva médica. La persona nombrada se denomina «agente», «apoderado sanitario» o «apoderado» de la persona que hace el DPOA.
Testamentos vitales después de la muerte
Cualquier autoridad otorgada por un testamento vital termina cuando la persona que hizo el documento muere, con la única excepción de que algunos testamentos vitales o poderes notariales dan a los agentes sanitarios el poder de tomar decisiones sobre la donación de órganos o la autopsia. Pero como esas decisiones deben tomarse muy pronto después de la muerte, la autoridad no es duradera.
De nuevo, esto contrasta con una «última voluntad y testamento» normal, que no tiene ningún efecto cuando el testador está vivo, pero se convierte en legalmente vinculante al morir.