- Nacionalistas, que querían que Irlanda del Norte fuera independiente del Reino Unido y se uniera a la República de Irlanda – algunos de ellos también se llamaban republicanos (ya que querían que Irlanda del Norte se uniera a la República de Irlanda)
Los unionistas eran mayoritariamente protestantes, y los nacionalistas eran mayoritariamente católicos.
Cuando Irlanda del Norte se separó, su gobierno era mayoritariamente unionista. Había menos católicos que protestantes en Irlanda del Norte.
Los católicos tenían dificultades para conseguir casas y trabajos, y protestaron por ello. La comunidad unionista realizó sus propias protestas en respuesta.
Durante la década de 1960, la tensión entre ambos bandos se volvió violenta, dando lugar a un periodo conocido como los Problemas.
Desde la década de los 70 hasta la de los 90, hubo muchos enfrentamientos entre grupos armados de ambos bandos y muchas personas murieron en la violencia.
Para hacer frente al conflicto, se enviaron tropas británicas a la zona, pero entraron en conflicto con grupos armados republicanos, el mayor de los cuales era el Ejército Republicano Irlandés (IRA).
El IRA llevó a cabo mortíferos atentados en Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Los lealistas armados también ejercieron la violencia.
Incluían grupos como la Asociación de Defensa del Ulster (UDA) y la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF). Tanto las bandas republicanas como las lealistas fueron responsables de muchos asesinatos.
El IRA, en particular, tenía como objetivo a la policía y a los soldados del ejército británico que patrullaban las calles. La situación se agravó mucho en 1972, cuando 14 personas fueron asesinadas por las tropas británicas durante una marcha pacífica por los derechos civiles encabezada por católicos y republicanos en Londonderry.
Este día se conoció como el Domingo Sangriento y durante años después muchos dudaron de que fuera posible llevar la paz a Irlanda del Norte.
¿Cómo se llegó al acuerdo?
Después de años de enfrentamientos, la década de los 90 supuso un cambio en la región, ya que el IRA anunció que dejaría los atentados y los tiroteos.
Esto dio a los unionistas y a los nacionalistas la oportunidad de intentar solucionar sus problemas.
No fue un proceso fácil, y otros países se involucraron para ayudar a las dos partes a llegar a un acuerdo.
En 1998 -después de casi dos años de conversaciones y 30 años de conflicto- se firmó el acuerdo de Viernes Santo. El resultado fue la formación de un nuevo gobierno en el que el poder se repartiría entre unionistas y nacionalistas.