El problema de la hipertensión arterial ha alcanzado proporciones de pandemia, provocando la muerte prematura por ataques al corazón, derrames cerebrales y enfermedades renales en un tercio de la población del Reino Unido. Durante décadas, los científicos han batallado largo y tendido sobre su causa, pero aún no se ponen de acuerdo: ¿es el riñón o el cerebro el culpable?
Este mes, Fisiología Experimental acoge un animado debate entre dos grupos de expertos de primera línea mundial. En el primer diálogo publicado sobre el tema, los doctores Montani & Vliet y los doctores Osborn, Averina & Fink comparten sus opiniones con nosotros y critican las teorías de cada uno. Su franco intercambio de opiniones ofrece un interesante e informativo resumen de las últimas investigaciones sobre cómo se controla la presión arterial.
Cuando la presión arterial aumenta, los riñones responden extrayendo agua y sales adicionales en la orina, lo que hace que el volumen sanguíneo -y por tanto la presión- disminuya. Pero unas vías nerviosas especiales hacen que el cerebro también pueda regular la producción de orina y, por tanto, influir en la presión arterial. Entonces, ¿qué órgano está realmente a cargo?
Montani & Vliet sostienen que el control del volumen sanguíneo es la clave, ya que el riñón produce automáticamente más orina cuando la presión arterial aumenta.
Sin embargo, Osborn y sus colegas nos recuerdan que el sistema cardiovascular está controlado por múltiples mecanismos, incluida la parte automática del sistema nervioso, que controla directamente el riñón. También nos ponen al día sobre una plétora de nuevos hallazgos que apoyan un papel del sistema nervioso en el control de la presión arterial a largo plazo.
Pero ambos grupos reconocen que se necesitan nuevos modelos matemáticos que incorporen tanto el sistema de control del riñón como el del cerebro. Así pues, la cuestión de si es el riñón o el cerebro el que lleva más firmemente las riendas del control de la presión arterial puede tener que esperar a que un matemático responda.
El profesor David Paterson, editor jefe de Experimental Physiology e instigador del debate, dijo: «Este franco intercambio de opiniones era necesario, ya que pone de manifiesto los principales problemas que siguen existiendo en el control de la presión arterial y, sin duda, guiará los futuros estudios para revelar nuevos conocimientos fundamentales que informarán sobre el futuro tratamiento de la hipertensión arterial.»